Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
martes, 11 de octubre de 2011
La Santísima Madre aparece con San José y San Miguel Arcángel sobre la Casa de la Gloria en el Jardín en Mellatz a las 8:00 p.m. en Su Fiesta de la Maternidad y habla unas palabras a través de Su instrumento e hija Anne.
Aquí viene Ella. Se mueve un poco hacia adelante. Muy pequeño veo a San José y ahora viene San Miguel Arcángel. Un gran rayo de gracia emana de la Santísima Madre. Ahora la Santísima Madre se detiene sobre la capilla de la casa. San José está colocado junto a ti, luego San Miguel Arcángel.
Nuestra Señora dirá: Yo, tu madre más querida, te hablo hoy, en Mi fiesta, por segunda vez. Mis amados hijos, una y otra vez los llamo a la expiación, a la oración, al sacrificio por las muchas almas que de otro modo se perderán y caerán en el abismo eterno. Veo muchas almas de sacerdotes descendiendo al abismo que no quieren arrepentirse. No oran, no sacrifican y no expían. Ya no adoran a Mi Hijo en el Santísimo Sacramento. Por lo tanto, Mi amado rebaño, el día de mañana, el 12 de octubre, en la noche de expiación desde las 10:00 p.m. de la noche hasta las 6:00 a.m. de la mañana, expía tanto como puedas. Necesito esta expiación para Mis hijos sacerdotes aquí en Wigratzbad y los alrededores cercanos, también aquí en Opfenbach.
Muchos no quieren darme esta expiación para que pueda entregársela a Mi Hijo por los sacerdotes, por los obispos y sobre todo por el Santo Padre, la Cabeza de la Iglesia, que quiere viajar a Asís en poco tiempo. Mi hijo Jesucristo no lo quiere. Desea que él mismo convoque noches de expiación aquí en Alemania. Alemania tiene la gran misión, y para esto él hará esta expiación con todo el pueblo. Pero él no da marcha atrás, este Santo Padre, que tiene una gran responsabilidad y no quiere dar marcha atrás y continúa desviando a todo el pueblo alemán. Oren y expíen por él, especialmente en la próxima noche de expiación.
Mis amados hijos, Yo, como Madre de toda la Iglesia, sufro, sufro inconmensurablemente, especialmente por los sacerdotes. ¿Cuántas veces lo he amonestado como una madre? Hoy, en esta fiesta, quiero ser una madre para ellos y ayudarlos a querer arrepentirse. Quiero dejar que el amor, el Amor Divino, fluya en sus corazones. Pero no es posible, porque cierran las puertas de sus corazones a mí, tu Madre Celestial. Sigan orando, expiando y sacrificando.
Hoy los bendigo, también los siguientes, no solo a ustedes, Mi amado rebaño, sino también a muchos fieles que quieren seguirme y usar Internet para ser iluminados sobre la crisis presente, que es una crisis de sacerdotes. Los bendigo en la Trinidad, en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
La Santísima Madre camina adelante hoy, San José la sigue, San Arcángel Miguel flota más a la derecha. Va muy rápido. Ahora ya están inmersos en las nubes.
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