Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

lunes, 29 de septiembre de 2014

Fiesta del Santo Arcángel Miguel.

El Santo Arcángel Miguel habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la capilla de la Casa de la Gloria en Mellatz a través de su herramienta Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.

Hoy habla el Santo Arcángel Miguel: Yo, el Santo Arcángel Miguel, hablo ahora y en este momento, a través de Mi instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde, que está enteramente en Mi voluntad y repite hoy sólo palabras que vienen de Mí, el Santo Arcángel Miguel.

Yo, el Santo Arcángel Miguel, te digo, hija Mía Ana, que te protejo, te amo y estoy contigo todos los días de tu vida. ¿Acaso no he estado siempre contigo? ¿No he estado a tu lado en tus mayores dificultades y te he protegido? ¿No lo has sentido? Me has llamado muchas veces. Aquí, sobre esta casa, estoy presente con San José y con la Santa Madre de Dios. Esta casa de gloria está especialmente protegida, y es en esta casa donde estáis vosotros. La Casa de la Gloria es algo muy especial. En ella fluyen las mayores corrientes de gracia, no sólo aquí, sino mucho más allá.

Hoy has celebrado el día de la patrona, Mi Fiesta, en la casa-iglesia de Gotinga, porque sabes que Gotinga y Mellatz están muy unidas. Se han convertido en una sola cosa. Allí está el Santísimo Sacramento y aquí está también el Santísimo Sacramento, Jesucristo con la Divinidad y la humanidad presentes. ¿Podéis comprender esto, Mis amados hijos que Me amáis y Me adoráis como al Santo Arcángel Miguel? Yo soy el gran príncipe de los ángeles y quisiera pedir a los ángeles que os acompañen. La llamo una y otra vez sobre vosotros, como compañera en los graves sufrimientos, en vuestra grave enfermedad, mi amada pequeña Ana, y especialmente sobre el pequeño rebaño, pero también especialmente sobre los siguientes. Yo, el Santo Arcángel Miguel, alejo de ellos todo mal, porque los amo, porque quiero cuidarlos.

Cuántas desgracias ocurren hoy en el mundo. Si se me llamara a menudo, podría evitar aún más males. Pero también estoy aquí para confortarte, para consolarte y también para confortar a la Trinidad, porque acompaño a las muchas personas y se me permite escuchar a las muchas personas que me invocan. Puedo llamar a las huestes angélicas porque soy el príncipe de los ángeles. La Santísima Madre me pide a menudo que lleve conmigo a sus ángeles para enviarlos a la tierra en las tribulaciones graves, en las enfermedades graves, pero especialmente por los sacerdotes. También soy el ángel de los sacerdotes. Si los sacerdotes me invocaran con frecuencia, aprenderían que tengo un gran poder en el cielo y que puedo detener todo mal también para ellos. Me gustaría hacerlo. Lo anhelo. Los sacerdotes se salvarán. No deben ir hacia su perdición. Al contrario, el Padre Celestial quiere salvarlos a todos. Envió a Su Hijo a la tierra para redimir a todos mediante este sacrificio de la cruz. Yo también estuve allí para consolar a Jesucristo en Su sufrimiento. Cuánto tuvo que soportar, cuánto sufrimiento, cuánto sufrimiento de las montañas de aceite. Y los ángeles le consolaron, concretamente entonces, cuando Su poder estaba menguando. Era Dios y hombre. Y como Dios y hombre sufrió. A mí también se me permitió apoyarle con el santo arcángel Lechitiel, el ángel del consuelo.

Os agradezco a todos que me hayáis concedido este patrocinio en Gotinga, pues encierra grandes gracias. Puedo estar con vosotros en cualquier momento, porque una fiesta patronal es algo especial. En este día se reparten las mayores gracias. Queda este día de fiesta, en el que tus deseos pueden convertirse en verdad, porque yo lo pido. Iré al Padre, mis queridos pequeños, Mi querida pequeña Ana con su pequeño rebaño y con sus seguidores. Recordad que estáis incluidos en todo el sufrimiento, en el sufrimiento del Monte de los Olivos. El sufrimiento es gracia, y el sufrimiento conduce a la salvación.

Y así os bendigo a todos con una gran bendición especial de gracia, con todos los ángeles y santos, especialmente con vuestra queridísima Madre Celestial y Reina de los Ángeles, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Serás amado desde la eternidad! Llámame una y otra vez, pues estoy contigo y te apoyaré y ayudaré. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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