Mensajes de diversas orígenes
jueves, 23 de enero de 2025
Hijos, os doy grandes dones del Espíritu
Mensaje de Nuestro Salvador Jesucristo a Linda en Long Island, Ny, Usa del 19 de enero de 2025
Mis pensamientos serpenteantes que decidí escribir -pensé que tal vez fueran el comienzo de un breve libro...
¿Nos haría sufrir? ¿Sus hijos amados para los que Él busca tantas bendiciones y dones? Él, que nos ha salvado de la oscuridad eterna. ¿Nos permite sufrir? ¿Pero por qué? ¿Por qué debemos soportar el dolor y la angustia y las dificultades y las pérdidas? ¿Por qué?
Él no ha dicho que seguirle sea fácil. No lo prometió a Sus Apóstoles Fieles ni a Sus Discípulos (pues eran muchos). No, no prometió facilidad ni acogida ni comprensión. En Su doloroso ejemplo, nos mostró lo que podría ser para nosotros en nuestro Amor por Él. Nunca prometió que amar a nuestro Señor Dios sería fácil, y no lo es, ¿verdad?
Sufrimos agonías: enfermedades, la muerte de seres queridos, sobre todo de nuestros hijos, contratiempos como la pérdida de nuestros hogares, la pérdida de amistades, la pérdida de inversiones, la pérdida de trabajos... bueno, incluso la pérdida de nuestras mascotas, que puede doler tanto. No somos inmunes a estas cosas, y es injusto culpar a nuestro Amado Jesús.
¿Por qué?
¿Porque Él no sufrió mucho más y por nuestro Amor? Él nos ofrece la posibilidad de elegir. Podemos seguirle a Él, o podemos seguir los caminos del mundo, ¿y no es más fácil esto último? No tenemos que luchar con cónyuges que no están de acuerdo con nuestra fidelidad. Nos resulta más fácil escondernos, porque los demás dicen que somos unos santos rodadores y que deberíamos avergonzarnos; nos reímos de ello. No nos enfrentamos a la amenaza de la espada por parte de los infieles... porque ocultamos nuestro Amor a Cristo. No nos avergonzamos... en la mayoría de los casos... pero tenemos miedo de lo que el mundo pueda decirnos o hacernos. No estamos avergonzados, sino desesperadamente asustados.
Dios nos ha dicho que Su yugo es ligero. Es verdad, porque el conocimiento de Su Amor -la comprensión absoluta del mismo-, porque Él nos ha agraciado con ese conocimiento, es inefable y fuerte y reconfortante. Nos hace leones ante los desafíos. Nos hace intrépidos en Su Amor.
Y debemos confiar en esto. Debemos confiar en Él, en que no importa lo que debamos afrontar, Él está ahí y nos dará fuerzas. Él está ahí, y nos pide que nos unamos a Él en Su sufrimiento en la Cruz.
¡Qué petición tan impopular e increíble! ¡Únete a Mí en la Cruz de Mi Gran Sufrimiento!
¿Quién quiere sufrir dolor, agonías, heridas, insultos, abandono, miedo, malas tentaciones y muerte? Yo no, seguro. Soy tan débil y temo todo dolor que me puedan lanzar a mí o a mis seres queridos. ¿Cómo puedo soportar el dolor de la pérdida o la enormidad del miedo?
Pues no podemos. Pero Jesús puede abarcar nuestros Corazones y darnos la fuerza que nos falta. Siempre he considerado, no sólo el sacrificio de Jesús, sino también el horror y la consternación de nuestro Amado Padre, que debió de llorar al ver a Su Hijo Beatísimo tan degradado por el Hombre, Sus mismas criaturas. Porque amó tanto al hombre que dio a Su Hijo Unigénito para que pudiéramos salvarnos.
¡Qué Padre! ¡Qué Amor! ¡Qué sacrificio! ¿Podría alguno de nosotros renunciar a sus hijos para salvar a las personas que le rodean? ¿Podría alguno de nosotros renunciar a los que amamos para salvar a otros que quizá no aprecien lo que hemos hecho?
No.
Es muy rara la persona que puede hacer esto, si es que hay alguien. Excepto nuestro Dios, que nos Ama tanto. Soportó el dolor de ver reducido a Su Amado Hijo y, sin embargo, en Su infinita sabiduría, conocimiento y omnipresencia, lo hizo.
Así pues, ¿cómo podemos disgustarnos cuando se nos pide que compartamos la Cruz de Su Amado Hijo? ¿No podemos verlo como una bendición? Un pensamiento y un sentimiento difíciles, sin duda. Pienso especialmente en los padres que han perdido a un hijo, a cualquier edad. El vacío es inefable. Lo digo desde la más absoluta falta de experiencia. Nunca he tenido hijos, pero la Voluntad de Dios me ha hecho sentir la agonía que experimentan los padres.
He sentido la consternación de Dios y Su deseo para nosotros. Ojalá pudiera encerrar a los padres en este amor, confianza y comprensión. Yo no puedo, pero Dios sí. Lo hará incluso por los que carecen de Su guía, por los que no Le conocen y por los que están enfadados con Él. Especialmente los que están enfadados.
El dolor es demasiado grande... tan grande. Tu hijo se ha ido... pero recuerda, nuestro Señor Dios también perdió a Su Hijo. Él fue testigo de Su sufrimiento. Estamos hechos a Su imagen, y entonces, ¿es tan difícil creer que la tortura de Su Hijo como entidad humana, como Persona Divina, no podría hacerle doler y llorar y sentir el dolor de la degradación de Su Hijo?
No lo creo, ni creo que estemos por encima o exentos del sufrimiento, si nuestro Señor Jesucristo no estuvo exento Él mismo.
Qué arrogantes somos. Qué mimados, queridos y pequeños. Sin embargo, Dios nos ama más allá de nuestra comprensión. Si confiamos en Cristo, la vida se hace más fácil y quizá más tolerable. Sentimos los dolores de la pérdida. No somos inmunes a las tribulaciones de la vida. Pero, ¿no estamos en buena compañía?
¿Quiénes somos nosotros, que somos mucho menos que nuestro Señor Jesucristo, para quejarnos, preguntarnos o dudar? Sin duda, debemos llorar. Sin duda, debemos expresar nuestra angustia y dolor e incredulidad y preguntas. Es natural hacerlo así y con razón. ¡Arremete contra Dios por tu dolor! ¡Exprésalo! Deja que Él comprenda con todo tu corazón lo que le ha ocurrido a tu corazón. Y acepta Su consuelo y Su Amor.
¿Cuánto más fácil será tu dolor? Existirá, pero no te aplastará a ti ni a tu vida. Volverás a sentir alegría, y tus recuerdos se verán reforzados por el amor.
Confía en Cristo. Él anhela nuestro amor y se alegra cuando acudimos a Él en nuestra angustia y en nuestras alegrías. Él es nuestro Padre Amoroso. Cree en ello.
Y con respecto a las dificultades que nos pone delante el mundo y a todas las mentiras destinadas a alejarnos de nuestro Salvador, Cristo Jesús, debes rezar.
(Él ha puesto Su Mano sobre mi Corazón, y éste es el mensaje que nos ha enviado en Su Misericordia...)
Debes conocer la Palabra. Debes saber lo que Dios acepta y lo que no. No titubees y no temas.
¿No te he mostrado la fuerza de tus oraciones? ¿No te he expresado el poder de Mi Amor?
¿No os he expresado las maravillas que podéis hacer en nombre del Padre que os encuentra tan dulces y os cubre con Su Amor Tiernísimo?
Hijos de Mi Corazón, no os angustiéis. No penséis que os dejo solos para que soportéis lo peor. Yo estoy siempre con vosotros y os doy fuerza para soportar lo que se os ponga por delante. Os doy discernimiento. Os doy fuerza. Os doy Mi Amor que os proporciona todo lo que necesitáis.
Cree en Mí. Cree en Mi Amor. Confía en Mí y confía en Mi Amor. Yo no abandono a Mis Hijos, sino que os levanto. No os creo el caos y la duda. Os elevo. No os deseo el dolor, ni aumento su fuerza. Os doy fuerza y disminuyo vuestros dolores. Confía en Mí.
Confía en Mí y sólo en Mí. No confíes en las palabras del Hombre, pues son pasajeras. Mira a los Pastores que son fieles a Mi Palabra. Leed la Biblia y rezad el Rosario y seréis guiados por el Espíritu Santo, el Amor de Mi Amada Madre y por Mi Amor Entrañable.
Oh, Hijos de Mi Corazón, el fuego dentro de Mi Corazón arde por vosotros. Soy vuestro Salvador y anhelo vuestro amor. Cuánta sed tengo de vuestra presencia en Mi Hogar. Derramo bendiciones - bendiciones inefables - sobre vosotros cuando os reconciliáis y participáis de Mi Amor. La Hostia del Amor es una bendición Santa. Es Mi Sacrificio por vuestro amor y una alianza para que aquellos que Me aman, creen en Mí y Me siguen no sean condenados al infierno.
Hijos, Mi yugo es ligero. ¿Es el Amor tan pesado como para agobiaros? ¿Cuándo ha sido el Amor una carga? ¿Cuándo os ha traído el Amor infelicidad o dolor? Mi yugo es ligero, y Mi Amor aligera vuestro espíritu más allá de todas las cosas mundanas o de lo que percibís como un tesoro.
Los que seáis ricos, compartid vuestra riqueza. Los que son bondadosos, sed bondadosos con los extraños. Aquellos que puedan hablar con enemigos opuestos, traed la paz. Los que sepan discernir, enseñad.
Hijos, os doy grandes dones del Espíritu. Escuchad y estad quietos. Confiad en que Mi Amor es tan fuerte que cada uno de vosotros sois preciosos, especiales, únicos, necesarios y creados para el Cielo.
Mi Amor por vosotros lo hará todo. Mi Amor cambiará el curso de las aguas y reducirá las montañas a escombros. Confía en Mí y abriré todas las puertas según Mi Voluntad.
Confía y vive en unidad con Mi Voluntad. Es Mi Voluntad para ti que comprendas la belleza y la alegría sin fin de lo que quiero para ti. Doy a Mis Hijos buenos dones. No os fallo, ni os traiciono. Estoy siempre con Mis Hijos, y os guío con el Espíritu Santo cuando estáis en oración. Estoy contigo, anhelando tu Amor y tu atención. Una palabra tuya, un reconocimiento de Mis Dones, Me llena de éxtasis. Cómo os Amo, Mis Amados.
Confiad en Mí. Confiad en Mí. Rezad el Rosario según la petición de Mi Amada Madre. No sabéis lo poderosa que es una simple oración vuestra -un reconocimiento de la belleza que Yo he creado para vosotros; un agradecimiento por otro día; el compartir vuestra vida cotidiana....todo es hermoso e importante e interesante para Mí. No pienses que tus oraciones deben ser formales y rutinarias. No, ansío tus interacciones. Me apetece que me prestes atención. Os deseo a vosotros y a vuestro Amor.
Hijos de Mi Corazón Ardiente, preparaos. No quiero que temáis, sino que confiéis en Mí. La disciplina de Mis Amados Hijos es un acto de misericordia que salvará a muchos. Ése es Mi último deseo: traer a Mí al mayor número de Hijos antes de que la justicia deba probar.
Confía en Mí, y Yo te protegeré y te daré fuerza. Recuerda, puede que no seas inmune a la tragedia, pero Ámame y confía en Mí, y te daré gran fuerza y consuelo para soportar esas cosas. Tú estás Conmigo y llevas Mi Cruz Conmigo en estos tiempos.
Hay otros que deben guiar a Mis Amados Hijos, aquellos que no conocen Mis Palabras de Amor. Confía en Mis Buenos Pastores y protégelos con tus oraciones. Tantos de Mis Amados Siervos se desvían por lo que ven y lo que leen y lo que han llegado a creer. Ya no confían en Mi Amor y Mi guía, sino que se han dejado llevar por el Mundo. Hay muchos buenos Siervos descarriados, por lo que te pido que reces por cada uno de ellos, aun sabiendo que algunos trabajan contra Mí. Puedo convertir todos y cada uno de los corazones con vuestras oraciones, incluso los que han sido absolutamente extraviados o se han vuelto contra Mí.
Hijos de Mi Corazón, Yo estoy siempre con vosotros. No abandono a Mis Hijos, pero recordad que no soy un Dios intruso. No exijo vuestro Amor, sino que lo anhelo. Tengo sed de él. Una demanda de Amor no vale nada si el Amor no se da libremente. Cómo anhelo tu Amor. Es tan precioso para Mí, y tú eres tan preciosa para Mí.
Cada Hijo que está perdido, sumido en el dolor, que cree que no vale nada... Hijos, sois Míos. Estáis hechos a Mi Imagen y, por tanto, sois absolutamente preciosos para Mí. No hay nada que hayáis hecho que Yo no pueda perdonar. Os levantaré de vuestra vergüenza y culpa y pecado con gusto, con el Amor incondicional del Padre que no habéis conocido.
Hijos, vosotros sois Mi Corazón. Confiad en Mi Amor y permitidme que os eleve. Os llamo a cada uno de vosotros: a la prostituta, al que reparte veneno a los demás, a los tramposos, a los mentirosos, a los ladrones y a los que Me niegan; levantaré a los que han sido traicionados por este Mundo, a los que se han quedado solos, empobrecidos, con miedo... Yo soy vuestro Padre Amoroso.
Sustituye todos tus recuerdos dolorosos por las acciones de un Padre Amoroso. Un Padre Amoroso no grita; un Padre Amoroso no te hiere; un Padre Amoroso te colma de Amor y comprensión en su disciplina.
Hijos, se os hiere tan fácilmente y se os hace sentir indignos. Sabed que Sois Dignos. Sois Mis Amores más Grandes. Creed en Mí, Hijos Míos. Creed que sois amados por Mí.
Hijos Míos, Hijos Míos Orantes, guiad a los demás hacia Mí. Mostradles cómo rezar. Muéstrales que Me encanta estar en cada parte de su vida, por pequeña que sea. Ansío saber cómo se sienten Mis Hijos cuando se despiertan cada mañana y qué les alimenta y qué les molesta, para poder darles alegría y paciencia. Quiero conocer cada interacción que tienen con los demás, para bien o para mal, porque Yo aliviaré sus almas por cada desaire y herida.
Oh, Hijos de Mi Corazón, confiad en Mí y en Mi Amor por vosotros. Es verdaderamente fuerte, inefable y Grande.
Confiad en Mí y poned vuestros corazones, mentes y almas en Mis Manos Amorosas. No os extraviéis. No os apartéis de Mí, sino aprended y mantened vuestra fe en Mí. Dejad que Yo os fortalezca contra los engaños venideros. Deja que te fortalezca para soportar lo que venga a este mundo dolorido.
Oh Hombre, ¿por qué te torturas? Cómo te amo y te daré Mi Misericordia en medio de tu miedo, tus injusticias, tus caídas y tus dudas. Mi Misericordia es tuya. Anhelo el Corazón que busca Mi Misericordia. Confía en Mí. Conoce lo que acepto y lo que no. Conoce Mi Palabra y no vaciles.
Sabed que Mi Amor y Mi Palabra no son transitorios. Mis Leyes no son pasajeras, sino que han soportado todos los cambios a través del tiempo. Hijos Míos, os doy Mi Amor y Mi Paz.
Paz, Mis Amados Hijos. Os doy Mi Paz.
Origen: ➥ gods-messages-for-us.com
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