sábado, 4 de octubre de 2025

Ovejas, Cabras Cornudas y Cadáveres

Mensaje de Nuestro Señor Jesús a Valentina Papagna en Sydney, Australia el 11 de septiembre de 2025

Esta mañana, mientras oraba, vino un Ángel y me llevó al Purgatorio. Esta parte del Purgatorio no es tan oscura como otras partes. Allí encontramos muchas almas. Yo estaba limpiando y lavando para estas almas, purificándoles los pecados que aún llevan en el Purgatorio.

Después, el Ángel dijo: “Ven conmigo, tienes que presenciar algo que Nuestro Señor Jesús quiere que veas.”

De repente, salimos de ese lugar específico del Purgatorio y llegamos a un gran espacio abierto. A lo lejos se alzaba una gran casa. Dentro de los terrenos de la casa, noté muchas ovejas y cabras. Había más cabras que ovejas e intentaban empujar a las ovejas fuera. Las cabras eran negras y blancas con grandes cuernos, mientras que las ovejas eran todas blancas.

Me quedé mirando con el Ángel. Pregunté: “¿Qué representa eso?”

El Ángel dijo: “Las ovejitas representan a la gente — están tranquilas, pero ahora las cabras avanzan con fuerza.”

Mientras el Ángel y yo nos acercábamos más, noté una pequeña mesa, y junto a ella estaba de pie una señora de complexión robusta. Sosteniendo un gran trozo de carne, similar a una pata de jamón, lo colocó sobre la mesa y comenzó a romper grandes pedazos para alimentar a las cabras. Observé en shock cómo las cabras devoraban la carne hasta el último bocado.

Me acerqué más a esta enorme señora e dije: “No deberías darles de comer carne. ¿Por qué les das carne — deben comer hierba?”

Ella respondió groseramente: “¡Puedo hacer lo que quiera! Les doy de comer porque sé por qué se los doy — pronto estarán en batalla.” Esta señora era bastante brusca y malvada.

Entonces, el Ángel me dijo: “Ven adentro.”

Entramos a la gran casa. Allí estaba Nuestro Señor Jesús, joven y hermoso, y su cabello no era largo hasta los hombros como suelo verlo, sino ligeramente más corto. Él hablaba con algunas personas, pero me sonrió mientras entraba en la casa.

De repente, al darme cuenta de que estaba en presencia de Nuestro Señor, hice una genuflexión y me bendije a mí misma diciendo: “¡Oh Gloria a Ti, mi Señor Jesús Cristo!” Nuestro Señor sonrió.

Frente a Nuestro Señor había algo parecido a un papel con líneas. Nuestro Señor sostenía en su mano una pluma dorada y comenzó a dibujar sobre el papel. Estaba diseñando un hermoso patrón relleno de oro.

Mientras dibujaba, las personas le hacían preguntas. Él les echó una mirada rápida pero continuó con su diseño.

Contra la pared, cerca de Nuestro Señor Jesús, había un estante con cadáveres, apoyados erguidos, unos doce en fila. Cada cadáver estaba envuelto en un material azul claro y brillante.

Estaba pensando: ‘¿Por qué estarían aquí?’

Nuestro Señor llamó a los Ángeles y dijo: “Llévenlos, uno por uno. Sáquenlos de aquí.” Ellos hicieron lo que Nuestro Señor pidió, retirando suavemente los cadáveres uno por uno, saliendo por la puerta.

Mientras observaba todo lo que sucedía a mi alrededor, también estaba mirando el hermoso diseño que Nuestro Señor había hecho en el papel, preguntándome qué significaba.

La gente le preguntaba, “Pero Señor Jesús, ¿cuándo vas a hacer algo? Oramos fervientemente por la gente de la Tierra. ¿Cuándo van a cambiar?”

“Yo sé que lo hacen,” respondió Jesús. “Sean pacientes, Yo estoy trabajando en ello. Son muy tercos en la Tierra. Sus corazones son muy tercos — no quieren cambiar.”

De repente, volví a mi habitación. Me preguntaba qué había visto. Sé que las cabras con cuernos representan el mal, pero no sé el significado de los cadáveres.

Luego, el 13 de septiembre de 2025, por la tarde antes de rezar la Divina Misericordia en mi cama y mis oraciones vespertinas, dije: “Señor Jesús, aún no entiendo claramente esa visión que me diste.”

“Mira el Libro del Apocalipsis — eso te lo dirá,” respondió Él.

“Hay mucho en juego. Están muy cerca de la guerra. Quieren la guerra, y sucederá. Reza muchísimo.”

Fuente: ➥ valentina-sydneyseer.com.au