miércoles, 30 de octubre de 2013

Ven Santísima Trinidad

Este es tu Padre y tu Madre.

Amor mío, hermosa mía. Te amo entrañablemente. Amo entrañablemente a todos Mis hijos. Ha llegado el momento en que todos Mis hijos tienen que elegir entre Dios o Satanás. La mayoría de Mis hijos quieren quedarse en la valla y jugar a un juego con Dios y con satanás para poder hacer su voluntad y no la de Dios. El tiempo ha terminado Mis amados hijos para salir de la valla o caer en el lado equivocado con satanás. Id a confesaros o implorad la misericordia de Dios si no sois católicos porque si no entráis en estado de gracia ahora será muy difícil entrar en estado de gracia más tarde. El estado de gracia y misericordia es ahora, no mañana. Porque el mañana nunca llegará para muchos niños del mundo y tienen que hacer la elección hoy o podrían acabar en el infierno o en la parte inferior del purgatorio.

Lee la lectura de hoy para la Misa (ver lectura más abajo) y comprueba que hablo en serio sobre lo que Yo y Mi Madre os hemos estado diciendo. Sé una de las vírgenes prudentes y salva tu alma para que no tengas que estar mendigando cuando pueda ser demasiado tarde para ti o para muchos de Mis hijos. Esta es la hora 11 en el minuto 59 o la hora 23 en el minuto 59 (hora militar). Os he dado a todos muchas oportunidades de estar preparados espiritual y físicamente porque Mi Madre y la Santísima Trinidad no quieren perder a ninguno de vosotros, pero hemos hecho todo lo que podíamos hacer y todo el Cielo está llorando de dolor por toda la gente en pecado mortal. Hemos hablado y hemos suplicado hasta que el tiempo se ha agotado. Os decimos desde todo el Cielo que os pongáis las pilas o sufráis las consecuencias. Tu Madre está con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en un círculo de los tres corazones a su alrededor diciéndote esto. Por favor, no nos defraudes.

Ama a la Madre espiritual de todos los hijos de la Tierra y a su Hijo Amado, Jesús. Ama a Mamá con lágrimas de dolor y de amor.

Evangelio Lc 13,22-30

Jesús pasaba por ciudades y aldeas

enseñando a su paso y dirigiéndose a Jerusalén.

Alguien le preguntó

«Señor, ¿sólo se salvarán unos pocos?».

Él les respondió

"Esforzaos por entrar por la puerta estrecha,

porque os digo que muchos intentarán entrar

pero no serán lo bastante fuertes.

Cuando el dueño de la casa se haya levantado y haya cerrado la puerta con llave

entonces os quedaréis fuera llamando y diciendo,

'Señor, ábrenos la puerta'.

Él te responderá

No sé de dónde venís'.

Y vosotros diréis

Comimos y bebimos en tu compañía y enseñaste en nuestras calles'.

Entonces te dirá

No sé de dónde sois.

¡Apartaos de mí, malhechores!

Y habrá llanto y rechinar de dientes

cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob

y a todos los profetas en el Reino de Dios

y a vosotros mismos expulsados.

Y vendrá gente del este y del oeste

y del norte y del sur

y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.

Porque he aquí que unos son últimos que serán primeros,

y algunos son primeros que serán últimos".