sábado, 6 de septiembre de 2014

Sábado 6 De Septiembre De 2014

Mensaje de Jesucristo dado a la vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, Usa

«Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado».

"Hoy he venido, en particular, a ensalzar la virtud de la humildad. Es la humildad, basada en el Amor Santo, la que impulsa al alma a través de los Aposentos de Nuestros Corazones Unidos. La profundidad de la humildad está en proporción con la profundidad del Amor Santo en el corazón. La humildad sitúa a Dios y a los demás por encima de uno mismo. La abnegación, pues, es un barómetro justo de la santidad personal".

"La falta o los defectos de la virtud de la humildad conducen a la ambición, la envidia, el deseo de poder y todo tipo de ganancia temporal. Los frutos del Espíritu -amor, paz, alegría- se debilitan cuando se debilita la humildad. La verdad se ve fácilmente comprometida y se abusa de la autoridad".

"Por eso acudo a ti para pedirte que reces por la humildad cada día. Así podré poner en tu corazón una base firme de santidad personal y avanzarás rápidamente hacia la perfección."

Lee Gálatas 5:16-26

Pero yo os digo: andad por el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque los deseos de la carne son contrarios al Espíritu, y los deseos del Espíritu son contrarios a la carne; pues éstos se oponen entre sí para impediros hacer lo que queréis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son evidentes: inmoralidad, impureza, libertinaje, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, ira, egoísmo, disensiones, espíritu de partido, envidias, borracheras, juergas y cosas semejantes. Os advierto, como ya os advertí antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. Pero el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. Y los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos ilusiones, ni nos provoquemos unos a otros, ni nos envidiemos unos a otros.