sábado, 14 de diciembre de 2013

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis queridos hijos, paz!

Yo, vuestra Madre Celestial, os pido que intercedáis por el mundo. Muchos de mis hijos están lejos de Dios. A muchos no les importa Dios ni la conversión. Aceptad mis invitaciones a la oración. La oración es preciosa para salvar a muchos del camino del mal.

Satanás está cegando a muchas almas con el pecado y está destruyendo a muchos de mis hijos con el pecado. No dejes de lado la oración. ¡Intercede más y más! Este es el tiempo en que ni siquiera a los sacerdotes les importa ya la oración y el demonio, con su cola, está arrastrando con furia una parte de las estrellas del cielo. Muchos consagrados se han enfriado en su fe y ya no tienen celo por las obras santas de Dios. La confusión ha penetrado en el interior de la Iglesia y está alejando a muchos de Dios y de la fe. Mi Corazón Inmaculado sufre al ver que suceden tantas cosas tristes.

Aquellos que acojan mis mensajes con amor, viviéndolos con fe y rezando como les he pedido, no se apartarán del camino de la verdad.

Rezad, rezad, rezad, hijos míos. Esta es mi petición. Rezad mucho por la Iglesia y por los sacerdotes. Os bendigo a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y se vio otra señal en el cielo: y he aquí un gran dragón rojo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Y su cola tomó tras sí la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra; [...]

Y hubo batalla en el cielo; Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón, y lucharon contra el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya su lugar en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, llamada Diablo y Satanás, que engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él .

Apocalipsis 12:3-4;7-9