viernes, 15 de septiembre de 2006
Mensaje de Nuestra Señora

Soy la Señora de los Dolores y las Lágrimas. Con profunda tristeza, seguí a Mi Divino Hijo a lo largo de toda Su vida, sufriendo con Él y uniéndome a Su Divino sacrificio por la redención de la humanidad. Mi Corazón siempre ha vivido crucificado con Mi Divino Hijo, y ningún sufrimiento ha cesado jamás de martirizar Mi Corazón. Siempre he vivido atravesada por la espada del dolor. Mis ojos eran fuentes de lágrimas continuas. Incluso hoy, sufro al ver a la humanidad hundirse más profundamente en el abismo del pecado y la desobediencia al Señor. Sufro al ver a la humanidad rechazando sistemáticamente todas Mis apariciones, lágrimas y advertencias para convertirse. Sufro por ver la iglesia cada vez más oscurecida y tomada por la apostasía, que conduce cada vez más almas a la perdición. Sufro por ver que cada día el ser humano se vuelve más violento, malvado, enemigo de Dios y Mío, y más afecto al mal, al pecado y al diablo. Sufro porque Mi Voz cae en el desierto y no encuentra eco en los corazones. Solo una gran fuerza de amor por Mis Dolores puede salvar a esta malvada humanidad y conducirla de nuevo al camino de la paz y la salvación. Mi Corazón grita, ¿pero alguien responderá a Mis gritos penetrantes?
(Informe-Marcos) "- Hoy la Señora vino vestida con una túnica púrpura y un manto negro. Junto a Ella había dos ángeles, vestidos también de púrpura. Su semblante era de gran tristeza. Mi corazón se rompió de tristeza al ver el semblante de la Madre de Dios así".