miércoles, 23 de octubre de 2013

¡Sólo así podréis salir del atolladero de vuestra sociedad actual!

- Mensaje nº 318 -

Hija mía. Mi querido hijo. Yo, tu Madre del Cielo, te quiero mucho. Ven a Mí, hija Mía, y déjate caer completamente en Mí. Así recobrarás fuerzas y podrás llevar todo lo que Nosotros ponemos sobre tus hombros para el bien de todos los hijos de Dios.

Hija Mía. Tu Hijo expía. Tenlo siempre presente. Aunque sea muy duro para ti, para la familia. Ámale tal y como es. No sabe a dónde ir con todo lo que le está ocurriendo por el bien de muchas, muchas almas.

Hijos míos. Aguantad. Se necesita mucho sufrimiento para que incluso los no creyentes se conviertan, los inocentes se salven, y acepten el amor de Mi Santo Hijo para que puedan entrar en el Reino de los Cielos, o también ser llevados al Nuevo Reino de Mi Hijo.

Hijos Míos. El mundo en el que vivís está contaminado y manchado. Debéis encontrar el camino de vuelta al Padre, pues sólo así escaparéis del pantano de vuestra sociedad actual, que se traga todo lo que se interpone en su camino y barre a todo el que no se mantiene en la confianza y la fe en el Padre y en Mi Hijo.

Hijos míos. Los tiempos son desagradables y llenos de sufrimiento. Si pudierais ver todo el sufrimiento, ya no querríais vivir aquí a causa del dolor de vuestra alma -aquellos de vosotros que sois puros de corazón y de alma. Ya hay muchos que anhelan tanto el Nuevo Reino de Mi Hijo, pues reconocen el sufrimiento y las penurias de vuestro mundo actual, y conocen todo o gran parte del mal que aún está por llegar a los hijos del Señor en todo el mundo.

Hijos míos. ¡Despertad, pues, y preparaos! Vivid con alegría en estos últimos días y con el amor del Señor en vuestro corazón. Entonces recibiréis a Mi Hijo con alegría y reverencia, seréis puros para enfrentaros a Él y, con todo el amor que lleva vuestro corazón, llegaréis a muchas más almas para que ellas también se conviertan y den su Sí a Jesús.

Hijos míos. Continuad orando en las intenciones de Mi Hijo y preparaos para la venida junto a Él. Utilizad la Santa Confesión, hijos Míos, porque es uno de los Santos Sacramentos que Dios, Nuestro todo Padre, os dio para purificaros y liberaros del pecado.

Hijos Míos. Convertíos ahora y los que aceptáis el sufrimiento por el servicio a vuestros hermanos y hermanas, aguantad un poco más. Todo esto es muy necesario, y el Señor os lo pagará.

Hijos míos. ¡Manteneos fuertes! Y tú, hija Mía, resiste. Tu hijo es necesario para la salvación de las almas de los niños inocentes.

Que así sea. Te quiero.

Tu Madre del Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios.