Las Apariciones de Nuestra Señora en Garabandal

1961-1965, San Sebastián de Garabandal, España

Las apariciones de Garabandal son apariciones de la Santísima Virgen María ocurridas entre 1961 y 1965 a cuatro jóvenes colegialas en el pueblo rural de San Sebastián de Garabandal, en la Sierra de Peña Sagra, en la Comunidad Autónoma de Cantabria, en el norte de España. Unas veces la Virgen sostenía al niño Jesús, otras iba acompañada de ángeles, entre ellos San Miguel.

Las visitas se contaban por miles, atraían a grandes multitudes y presentaban fenómenos, muchos de ellos filmados o fotografiados, con miles de testigos.

A menudo se hace referencia a la Virgen María de esta serie de visitas como «Nuestra Señora del Monte Carmelo de Garabandal», porque su aspecto y vestimenta se asemejaban a los retratos de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

A veces se hace referencia a las apariciones de Garabandal como «la continuación de Fátima».

Historia de Garabandal

El 18 de junio de 1961, un ángel se apareció a cuatro niñas, Conchita González (12 años), Jacinta González (12), María-Dolores (llamada Mari Loli) (12) y Mari Cruz (11) en el extremo superior del pueblo, cerca de la casa Serafín, pero no les habló al principio ni en los días siguientes, pero el 1 de julio de 1961, se reveló como el Arcángel San Miguel. Un monumento en el camino hueco conmemora esta primera aparición del ángel. Aquel 1 de julio anunció a los niños que al día siguiente, domingo 2 de julio de 1961, la Santísima Virgen María se les aparecería en el lugar que les había indicado. Está un poco más arriba, en la hondonada que conduce a la colina de los pinos. Allí también hay un monumento conmemorativo de la primera aparición.

De izquierda a derecha: María «Conchita» Concepción González, Mari Cruz González, Mari Loli Mazón, Jacinta González

Como un reguero de pólvora, la noticia se había extendido por toda la zona y una gran multitud presenció el éxtasis de las cuatro muchachas aquel domingo, durante el cual hablaron con una hermosa dama vestida de blanco, con un escapulario marrón colgando de la muñeca derecha y la cabeza adornada con una corona de doce estrellas centelleantes.

La acompañaban dos ángeles. A uno lo conocían del día anterior y al otro pensaban que era su hermano gemelo porque se parecía mucho a él.

Cuando las muchachas estaban en éxtasis, sus cuerpos no se movían por la gravedad ni por las cosas materiales. Tampoco tenían ni idea de lo que les ocurría. Por ejemplo, podían levantarse mutuamente con la mayor facilidad. Por otra parte, era casi posible que dos hombres adultos movieran a un solo niño cuando estaba en éxtasis.

Mari Loli Elevada

Durante este éxtasis, los videntes eran insensibles al dolor, a los pinchazos y al fuego. Se hacían pruebas, como fuertes puñaladas, pero no provocaban ninguna reacción. Cuando caían al suelo de rodillas con una fuerza tremenda, no mostraban el menor signo de dolor. Un testigo presencial absolutamente fiable quedó profundamente impresionado por un suceso cuando María Loly se cayó y su cabeza golpeó la esquina del peldaño de una escalera. La escalera era de hormigón. El testigo ocular dijo que los espectadores gritaron terriblemente, pero la niña permaneció sentada tranquilamente en el suelo, sonriendo y charlando alegremente con la Virgen. Cuando terminó el éxtasis, le preguntaron si había sentido el golpe. Pero ella no supo nada. La Virgen bendita dio a los cuatro niños muchos secretos sobre los acontecimientos futuros cruciales del mundo con sus tiempos. Pero a los niños no se les permitió dar detalles sobre el tiempo. Conchita hizo las siguientes observaciones.

Propósito de las apariciones de Garabandal

Ya en esta primera aparición, a la que siguieron muchas otras, María habló a los niños del motivo de su venida y les pidió que vinieran de nuevo a este lugar al día siguiente o el día que ella había mencionado. Los niños dijeron que la Santísima Virgen traía un mensaje de Dios para los hombres de nuestro tiempo. Continuaron diciendo que la Santísima Virgen quería que dieran a conocer este mensaje a todo el mundo el 18 de octubre de 1961. Éste es el primer mensaje de Garabandal, que, con sencillez infantil, nos llama al compromiso absoluto de veneración y adoración del Santísimo Sacramento y a la conversión, la penitencia y la oración.

María no les dio el texto de este mensaje con palabras preconcebidas, sino que se limitó a explicar a sus «amiguitos» con todo detalle y claridad la intención que debía expresarse en él. Los niños debían decir con sus propias palabras cuál era la preocupación de su Madre Celestial. Aunque se sintieron abrumadas, la aparición insistió en que eran muy capaces de decirlo con sus propias palabras, pues pensaba que lo habían comprendido todo bien. Así, las cuatro niñas formularon el mensaje con las siguientes palabras mensaje con las siguientes palabras:

"Hay que hacer muchos sacrificios, hacer mucha penitencia; visitar a menudo el Santísimo Sacramento. Pero, sobre todo, hay que ser muy buenos.(*) Si no hacemos esto, vendrá un juicio. El cáliz se está llenando, si no cambiamos, vendrá sobre nosotros un juicio muy grande».

(*) Ser muy bueno significa aquí vivir una vida buena y responsable en el sentido de los mandamientos de Dios y darle a Él, el Todopoderoso, el lugar que le corresponde en nuestra rutina diaria. Así: oración diaria; devoción creciente a Dios; recepción regular de los sacramentos.

María dijo en otra ocasión «No os pido nada extraordinario, nada excesivo, pero deseo que viváis dignamente como seres humanos ante Dios y le deis a Él, el Todopoderoso, el lugar que le corresponde en vuestra vida cotidiana». ¡Éste es un programa de vida perfecto y fácil de cumplir para todos nosotros!

Los niños rogaron a la aparición, en vista de los muchos escépticos e incrédulos, que muy pronto se produjera un milagro, «...para que entonces todos puedan creer». Finalmente, esta petición fue concedida y el ángel que se les apareció prometió una y otra vez a Conchita un milagro.

El ángel le enseñó a comulgar dignamente varias veces, como él decía «con hostias inalteradas».

Las hostias siempre permanecían invisibles para los espectadores que presenciaban tales acontecimientos. Se suponía que el milagro consistía en que la Sagrada Hostia fuera vista por los espectadores aquel día, 18 de julio de 1962. Como los niños no sabían que las Hostias nunca se veían cuando el ángel les llevaba la comunión, Conchita pensó que se trataba de un pequeño milagro extraño y dudó de que fuera suficiente para disipar la incredulidad de la gente. Este acontecimiento, conocido como el Milagro de la Hostia, ocurrió no lejos de la casa de los padres de Conchita, a medianoche del día previsto.

La Hostia Apareció Sobrenaturalmente en la Lengua

Después de que Conchita sacara la lengua de la boca para recibir la Sagrada Comunión, de repente se hizo visible una hostia en su lengua, que emitía una fuerte luz blanca que no deslumbraba a los ojos. Esta luz fue suficiente para exponer algunos fotogramas de una película de cine tomada por una persona presente con una cámara de 8 mm. El suceso está bien atestiguado por hombres dignos de crédito que se situaron inmediatamente junto a Conchita y no le quitaron los ojos de encima durante todo el tiempo.

Conchita recibiendo una hostia

Como este milagro no convenció a todos y los niños no dejaron de pedir una señal creíble para los incrédulos, «...para que todos crean», la Santísima Virgen les prometió un gran milagro, que será tan grande que después no habrá duda de que viene de Dios.

En este milagro, que será el mayor milagro que su Hijo haya obrado para la humanidad y, al mismo tiempo, el último hasta el final de los tiempos, se convertirán los incrédulos entre los presentes y sanarán los enfermos entre los presentes. No os preocupéis por el transporte de los enfermos graves, dijo, «porque Dios concederá gracias especiales y protección de la vida y la integridad física a todos los que quieran acudir al milagro.» La hora del milagro sólo se la confió a Conchita, quien, sin embargo, sólo podrá anunciar el día ocho días antes. Será por la tarde, a la misma hora que la primera aparición del ángel, y durará unos 15 minutos. El milagro tendrá lugar junto a los pinos y será visible desde Garabandal y las montañas circundantes.

Después, quedará en este lugar una señal permanente, que se podrá mirar y fotografiar, pero que no se podrá tocar, ya que no está hecha de materia. En este contexto, conviene saber que María dijo una vez a los videntes durante una aparición en los Pinos: "Amo mucho este lugar porque Dios lo ama. Este lugar es santo».

Sin embargo, antes de este milagro, se producirá un «aviso», que también se llama pequeño juicio, advertencia o iluminación de la conciencia. Será una detención momentánea del tiempo en todo el mundo, y todas las personas verán entonces la condición espiritual de sus almas, y cómo deben enmendar sus caminos.

Conchita tiene mucho miedo de esta advertencia, pues, dice:

«Será como el escarmiento (el castigo), con la única diferencia de que no se sufrirá la muerte como consecuencia directa de él. No habrá duda de que no procede de los hombres. Pero uno se verá tal como es ante Dios en ese momento (tendrá que sufrir el conocimiento de su conciencia)».

El 18 de junio de 1965, San Miguel Arcángel transmitió otro mensaje de la Santísima Virgen, del que se dice que es en nombre de Dios para toda la humanidad. Sucedió de nuevo en la hondonada, más o menos en el extremo superior, más o menos por debajo de la zona ahora vallada de la capilla de San Miguel en la montaña. Conchita, que recibió este mensaje durante la visión del ángel, escribió lo siguiente Mensaje dirigido al mundo por la Santísima Virgen por boca de San Miguel:

Dijo el ángel:

Como mi mensaje del 18 de octubre no se ha cumplido y no se ha dado a conocer mucho, os diré que éste es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora rebosa.

Sacerdotes, Obispos y Cardenales llevan a muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas.

Cada vez se da menos importancia a la Eucaristía. Debemos evitar con nuestro esfuerzo que la ira de Dios caiga sobre nosotros. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará.

Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, quiero deciros que os enmendéis. Ya estás en las últimas advertencias.

Te quiero mucho y no quiero tu condena. Pídenoslo sinceramente y te lo daremos. Debes sacrificarte más, piensa en la Pasión de Jesús.

Ahora se os dan las advertencias finales. Os quiero mucho y no quiero vuestra condena. Pedidnos sinceramente y Nosotros concederemos vuestra súplica. Debes hacer más sacrificios. Reflexiona sobre la Pasión de Jesús.

El segundo mensaje causó especial controversia cuando se reveló que Conchita había escrito «muchos cardenales, muchos obispos y muchos sacerdotes siguen el camino de la perdición».

Se le pidió muchas veces que verificara esta información. La joven dijo muchas veces que María destacaba la importancia del sacerdocio y centraba su atención en los sacerdotes por encima de todos los demás.

Hasta ahora, el obispo encargado esperaba con toda la Iglesia el cumplimiento de la profecía dada en Garabandal. Ahora es emérito y el Arzobispo de Oviedo es el actual administrador.

María dijo a los niños

«Mis visitas a vosotros no serán reconocidas por la Iglesia hasta después del gran milagro». Antes del milagro, el obispo recibirá una señal, tras la cual levantará todas las prohibiciones sobre Garabandal. El Padre Pío fue relacionado misteriosamente con Garabandal y confirmó lo mismo, pero con la observación:

«La Iglesia no creerá en las apariciones de la Madre del Señor en Garabandal hasta que ya sea demasiado tarde».

En ningún momento la Iglesia prohibió creer personalmente en las apariciones de Garabandal, aunque hasta el momento no se había podido dar ninguna confirmación oficial de su origen sobrenatural. En la iglesia del pueblo, sin embargo, no estaba permitido predicar sobre los acontecimientos.

La aldea de Garabandal

La última aparición tuvo lugar en Garabandal el 13 de noviembre de 1965. Entre 1961 y 1965, María se apareció en este lugar a veces todos los días. Durante este tiempo, que era la época del Concilio Vaticano II, dio a las cuatro niñas una catequesis regular sobre los principios de la fe que debían tratarse en el Concilio y refundirse para el futuro en una época que se había vuelto más moderna. Esta catequesis está muy bien presentada en el libro «Así habló María en Garabandal» de Robert Francois.

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