lunes, 12 de septiembre de 2005

Cuando concedes esta Mi liberación de sus pecados a los pecadores en el poder del cielo (confesión), Yo, tu amado Jesús, los tomo en Mis brazos y los presiono a Mi Divino Corazón. Tan grande misericordia se derrama sobre un pecador que confiesa con arrepentimiento su culpa ante Mí.

En la fiesta del Nombre de Mi Celestial Madre, quiero resaltar la belleza de Mi Madre y Reina. Ella es la más hermosa, la más pura, la más impecable, la esposa del Espíritu Santo, el más hermoso adorno del cielo. Ningún ángel será jamás como Ella, pues está exaltada sobre todos los ángeles. Todos los ángeles esperan ser preguntados por Ella para acompañar y proteger a las personas en la tierra. Mi madre pregunta a todos los ángeles cuando ve a personas necesitadas. Ella llora con las personas cuando la tristeza la abraza. ¿Cómo podría una madre ser feliz cuando uno de sus hijos está en peligro? Se apresura a llegar.