sábado, 5 de noviembre de 2005

Mucha gente está buscando. Te equivocas y esto hiere mucho a Mi Hijo y a Mí, Su Mamá Celestial y tu Mamá Celestial, que sufre tanto en este momento. El fin de los tiempos de mi hijo, el tiempo de tribulación, el tiempo de angustia, ha llegado. Mi Hijo ha comenzado la purificación de Su Santa, Católica y Apostólica Iglesia. Muchas personas serán salvadas a través de Mi Inmaculado Corazón. Los amo, Mis hijos, porque quieren consagrarse a Mi Inmaculado Corazón, de lo contrario no habrían venido a este Cenáculo. Consagrense diariamente a Mi Inmaculado Corazón y podrán salvar muchas almas.

Llámame en este momento difícil. No desesperes y no te quejes. No te rebeles contra los sacerdotes, porque Mi Hijo quiere salvarlos. Si intentaras salvarlos con palabras, sería en vano. Son obstinados. Ya no escuchan las palabras de Mi Hijo. Su Santísimo Sacramento del Altar está desfigurado de manera vergonzosa. La Sagrada Eucaristía ya no se celebra debidamente para la gloria de Mi Hijo. Recibe a Mi Hijo arrodillado con la boca. Este es el mayor honor que le puedes dar. La alegría entrará en tus corazones. Esta alegría no será comparable con el juicio humano, porque son alegrías Divinas las que entrarán. Te fortalecerás con esta alegría en la batalla final de Satanás, que ha comenzado. No tengas miedo en este momento, porque en este miedo puede entrar el maligno. Habla a menudo palabras de amor, palabras de consuelo al cielo. Serás escuchado en toda situación.