Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

viernes, 2 de octubre de 2015

Fiesta de los Santos Ángeles Custodios.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la sala de enfermos de la Casa de la Gloria de Mellatz a través de Su instrumento y de Su hija Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado la Fiesta de los Ángeles Custodios y también el Viernes del Sagrado Corazón.

Habla el Padre Celestial: Yo, el Padre Celestial, hablo hoy en este día a través de Mi voluntaria, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí, el Padre Celestial.

Sí, Mis amados pequeños, Mis amados hijos paternos, Mi amado pequeño rebaño y seguidores y también Mis amados creyentes de cerca y de lejos, que siguen Mis Mensajes, los obedecen y creen en ellos, Yo, el Padre Celestial, os anunciaré hoy algunas instrucciones para que sigáis recorriendo este camino tan difícil, el camino hacia el Gólgota.

Tú, hijita Mía, yaces en la mayor agonía de Mi Hijo Jesucristo. Su corazón está hoy traspasado por los hijos de Su sacerdote. Y este dolor, Mi pequeña amada, lo experimentas tú. En estos tormentos yaces -pero en realidad Mi Hijo Jesucristo. Soporta este dolor, pues es tu cruz. Nadie puede quitarte esta cruz, pues está destinada sólo a ti. Tu pequeño rebaño te apoyará en tu sufrimiento y te lo hará más llevadero, en la medida de lo posible. Pero el mayor dolor tendrás que padecerlo tú sola en el sufrimiento del mundo. No te entristezcas porque tu Padre Celestial deba dejarte este dolor a ti. Es muy difícil para Mí, el Padre Celestial, verte sufrir así. Por desgracia, todavía no puedo aliviaros de este dolor.

¿Por qué, Mis queridos hijos paternos? Porque el mayor dolor me lo inflige Alemania. La homosexualidad se está imponiendo, no en otros países, sino sobre todo en Alemania y por ello tenéis que sufrir este dolor como expiación, como expiación en el sufrimiento mundial especialmente por Alemania.

El envío tendrá que ser transferido a otro país. Esto me duele porque Alemania estaba destinada, destinada a la misión más grande, que ahora ha perdido. Y tú, Mi pequeña, experimentas este dolor en el sufrimiento del mundo y tienes que soportarlo. Tus seguidores tendrán que apoyarte con mucha oración. Tu fuerza humana hace tiempo que ha menguado, pero el Poder Divino te fortalecerá para que puedas soportar este sufrimiento hasta el final, hasta el amargo final.

Yo, el Padre Celestial, pronto tendré que intervenir. Esta intervención será terrible para todos. Vosotros, amados míos, seguís estando protegidos, aunque experimentaréis esta intervención.

No podré evitarte el martirio de tu alma, Mi pequeña amada, porque el martirio llegará a su clímax. Tendrás que experimentarlo hasta la cima del Gólgota, porque Mis hijos sacerdotes han golpeado una vez más a Mi Hijo Jesucristo hasta la cruz, como ya he repetido muchas veces antes. Vuelven a clavarle las espinas en la cabeza y a azotarle, porque hoy, Viernes del Sagrado Corazón, Mi Hijo Jesucristo experimenta este dolor de una manera muy especial, porque han vuelto a traspasar Su corazón.

Es cruel para todos vosotros que tengáis que experimentar esto de los hijos pecadores de los sacerdotes, sí, repito, de las almas pecadoras de los sacerdotes, que están todos al borde del abismo porque permiten que entre esta homosexualidad. Este es el espíritu maligno, el demonio en persona.

Y ahora el próximo domingo viviréis este día cuando se reúna el Sínodo de los Obispos. Os digo que todo está manipulado. Ni una pizca de verdad saldrá de ello. Entonces Mi intervención se hará efectiva. No puedo evitarlo, Mis amados. Yo, como Padre Celestial, debo intervenir ahora, aunque no lo deseaba. El domingo será el momento culminante. En este Sínodo de Obispos tendrá acceso el espíritu maligno, porque estos Obispos son elegidos y seleccionados por los masones. Nada corresponderá a la verdad, todo estará cubierto por la mentira, y esta mentira saldrá a la luz, aunque este falso profeta, que ahora está sentado en la silla papal, quiera impedirlo.

A pesar de todo, Yo, el Padre Celestial, tendré que descubrir todo lo que no es la verdad, sino la mentira. En la mentira está Satanás y Satanás quiere destruirlo todo, además también los corazones de los creyentes. Quiere silenciarlos a todos. Pero después, algunos se levantarán y confesarán la verdad. Entre ellos estarán los creyentes que se conviertan de la fe musulmana a la fe cristiana. No podréis comprenderlo. Pero así será.

Algunos creyentes se levantarán entonces y también confesarán la verdad. Todo dejará de ser como antes. Pero al final triunfará el Corazón Inmaculado de Mi Madre y vuestra Madre Celestial. La victoria también es segura para vosotros, porque sois hijos de María e hijos de mi padre. Saldréis victoriosos porque habréis superado esta gran batalla. Habréis resistido hasta el don de vosotros mismos. Y por eso también se os permitirá experimentar este glorioso triunfo.

¡Aguanta! Aún tienes que experimentar algún tiempo más de dolor y gran tribulación, pero entonces la victoria será segura. Fijaos en esta meta, entonces podréis soportar mejor el sufrimiento. Al fin y al cabo, sois mis hijos queridos, a los que quiero quitar todo lo que os resulta difícil.

Pero, por desgracia, también tuve que cargar a vuestra Madre Celestial con el mayor sufrimiento, lo que me dolió mucho a Mí, el Padre Celestial. Vuestra Madre Celestial os precedió en el sufrimiento, porque el mayor sufrimiento lo tuvisteis que soportar vosotros, y sin embargo sois Sus hijos de María, a los que se les permite entonces calentarse bajo Su manto de seguridad. Ella implorará vuestra protección, especialmente hoy en la fiesta del ángel de la guarda. Todos vuestros ángeles de la guarda os acompañarán en este sufrimiento y os pedirán también la mayor protección. Todos tenéis varios ángeles de la guarda, no sólo uno.

Vuestra Madre Celestial pedirá a muchos ángeles que os ayuden a soportar el mayor dolor que experimentaréis. Por tanto, no os rindáis, sino soportad este sufrimiento y esta cruz hasta el final, porque entonces seréis recompensados por haber creído y haber hecho justicia a las exigencias que se os hicieron.

¡Os quiero a todos! Recordad que vuestro Padre Celestial ve y soporta vuestro sufrimiento. Miro vuestro sufrimiento y vuestra cruz y, desgraciadamente, no puedo quitároslo de encima. Éste es Mi mayor dolor. Os amo indeciblemente y os agradezco que soportéis este camino, este durísimo camino, ahora hasta el amargo final.

Te bendigo en el Poder Divino, en el Amor Divino y en la Fidelidad Divina en la Trinidad con tu Madre Celestial y con todos los Santos, especialmente hoy con todos los Ángeles, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Permanece fiel al Cielo hasta el amargo final. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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