Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

miércoles, 7 de octubre de 2015

Festival del Rosario.

La Santísima Madre habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la enfermería de la Casa de la Gloria en Mellatz a través de Su instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy, 7 de octubre, habéis celebrado la fiesta del Rosario. El altar, especialmente el altar de la Virgen María y también los numerosos ramos de flores estaban bañados de luz dorada, así como nuestra queridísima Madre de Dios. La Inmaculada Madre Receptora y Reina de la Victoria hablará hoy, en su día de honor.

Nuestra Señora dice: Yo, vuestra queridísima Madre, hablo ahora a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está completamente en la voluntad del Padre Celestial y habla hoy sólo palabras que vienen de Mí.

Mis amados hijos de María, Mis amados seguidores, Mis amados fieles y peregrinos de cerca y de lejos, estáis todos significados. En este, Mi Día de Honor, quiero pediros gracias especiales del Padre Celestial, mientras todos tomáis el Rosario en vuestras manos diariamente y lo rezáis. ¡Rezad por vuestra patria Alemania!

Sí, Mis amados hijos, Mis amados hijos de María, cuánto sufre vuestra Madre Celestial por esta miseria en la Iglesia Católica de hoy, especialmente en Alemania. Que Alemania haya perdido su misión duele mucho a Mi Corazón Inmaculado, porque Yo, como Madre Celestial, he rezado diariamente por Mis hijos sacerdotes en el trono del Padre Celestial, para que tenga misericordia de ellos y ablande sus corazones, pues están helados. Ningún rayo de esperanza puede entrar en sus corazones. Ya no reconocen nada; al contrario, las tinieblas se han apoderado de sus corazones, de modo que han perdido la razón.

Hasta ahora ya ha florecido en la Iglesia católica. Cuánto sufro Yo, como Madre Celestial, bajo ella y, sin embargo, no puedo cambiarla porque Mis amados hijos sacerdotes, a quienes tanto amo, se han extraviado y desviado. Si no se convierten en el último momento, todos están condenados a la perdición. Entonces se hundirán en la condenación eterna, donde ya no habrá ninguna luz del cielo, y eso para siempre, mis amados hijos de los sacerdotes. ¿Sois conscientes de ello? Os he amonestado, como Madre Celestial, una y otra vez: ¡Volved atrás y sed fieles a la voluntad del Padre Celestial! - No, no habéis obedecido hasta ahora.

Mi pequeña sufre por ti y ha aceptado esta grave inflamación como expiación. Aún tendrá que soportar mucho sufrimiento porque está en el plan del Padre Celestial. Ella seguirá diciendo «¡sí padre! «Por ti sufro estos dolores, porque tú sufres sobre todo por tus hijos sacerdotes, a todos los cuales has elegido y que se hundirán en el abismo, que apenas puedes soportar. Ya no llevan en la mano el rosario que podría haberles ayudado». El rosario es la escalera del cielo. He dado este rosario a todos los hombres.

Rezad e implorad para que en esta iglesia modernista ya no ocurra nada como antes. ¡El Padre Celestial intervendrá! Estáis a punto de serlo.

Mis queridos hijos de los sacerdotes, ¿por qué no despertáis? ¿Por qué os habéis comprometido con este modernismo, aun sabiendo que es vuestra perdición? Queréis cambiarlo todo, incluso los 10 Mandamientos. Los divorciados que se vuelven a casar pueden recibir el Santo Sacramento de la Eucaristía. Esto es un pecado grave. La homosexualidad ha penetrado especialmente en Alemania. El Padre Celestial no puede ver este grave pecado.

Yo, la Madre purísima, sufro grandes torturas en el cielo por vosotros, Mis amados hijos sacerdotes, que cometéis este grave pecado y, sin embargo, no os arrepentís, aunque os he amonestado tantas veces, aunque el Padre Celestial no ha cesado de pediros que os arrepintáis de una vez. No creéis ni confiáis en Él, que puede perdonaros si finalmente agarráis esta paja en el último momento, tomáis el Rosario, os consagráis a Mi Corazón Inmaculado y hacéis una confesión penitente. Así os salvaréis y podréis arrepentiros y proclamar finalmente la verdadera fe católica y celebrar la verdadera Santa Misa Sacrificial en el Rito Tridentino según Pío V. Sólo entonces os salvaréis para siempre. Lloro por vuestras almas, especialmente en este día en honor del Santo Rosario, que os he dado y que ha de salvaros, como hice en la batalla de Lepanto en 1571.

Así es también hoy, Mis amados hijos de los sacerdotes. ¡Volveos! Sufro grandes agonías por vosotros, como también mi pequeña, porque también ella quiere salvaros y sacrificar su sufrimiento de expiación por vosotros.

Os pido muchas gracias en este, Mi día especial de honor y os bendigo con todos los ángeles en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Permaneced fieles a Mí, Mis amados, y continuad rezando el Rosario diligentemente por todos aquellos que aún no están dispuestos a arrepentirse. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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