Mensajes de diversas orígenes
domingo, 21 de noviembre de 2021
Aparición del Niño Jesús Bondadoso en la fiesta de Cristo Rey, domingo 21 de noviembre de 2021
Mensaje a Manuela en Sievernich, Alemania

La Sagrada Hostia está expuesta en la custodia para la adoración. Veo que la Santa Hostia se vuelve toda brillante, llena de luz. Luego veo en la Santa Hostia al Niño Jesús hecho de luz brillante. Ahora veo en la Santa Hostia al gracioso Niño Jesús en forma de Praga. Lleva en la cabeza una gran corona de oro, en la mano derecha un cetro de oro y en la izquierda el libro de oro. Unos ángeles salen de una luz delante de la custodia y se arrodillan en el suelo delante de ella. Ahora veo la cabeza del gracioso Niño Jesús grande en la Sagrada Hostia. Lleva el pelo corto rizado de color castaño oscuro y tiene los ojos azules. El Niño Jesús lleva una túnica y un manto blancos y radiantes. La túnica y el manto están adornados con lirios dorados.
El bondadoso Niño Jesús nos bendice y dice:
"En el nombre del Padre y del Hijo -que soy Yo- y del Espíritu Santo. Amén. No sólo soy el Sumo Sacerdote del Padre Eterno. Soy el Rey del Cielo. Soy el Rey de la Misericordia. Soy el amor mismo. Porque Yo también amo con todo Mi corazón, vosotros también debéis amar con todo vuestro corazón.
Por eso tengo un gran deseo, incluso en este tiempo de tribulación: establecer una casa de misericordia. ¡Mi misericordia! Allí serán acogidas las madres con sus hijos, que no son queridos por mucha gente. Pero quiero sumergir a estas personas en Mi Sagrado Corazón. Grande es la carga de Babel. Tanto mayor será Mi misericordia, que derramaré en los corazones de las almas bien complacidas. No juzguéis, para que tampoco vosotros seáis condenados. ¿Por qué os enfrentáis a este tiempo de tribulación? ¿No será por vuestra dureza de corazón? ¿Es por vuestros muchos pecados que claman al cielo? ¡Abrid vuestros corazones! ¡Enmendadlos! ¡Rezad, sacrificaos, haced buenas obras! Sobre todo en estos momentos difíciles para vosotros. Os he dicho que el aborto es el mayor pecado de vuestro tiempo. ¡Enmendadlo! Da misericordia a los que tanto la necesitan. De este modo, el Padre Eterno también te dará misericordia a ti».
M.: «Señor, te pregunto de nuevo por la casa de la misericordia».
El Señor responde:
"Ésta es mi voluntad. Ésta es la voluntad del Padre Eterno. La voluntad del Padre Eterno es también Mi voluntad. Amén.
No mires a la tribulación de este tiempo. Mira Mi amor. Mira Mi misericordia. Vengo a ti como Rey del Cielo y te guiaré a través de este tiempo».
Ahora el Señor abre Su corazón. Debió de haber gente escribiendo cartas que ahora veo. No sé nada de eso. Las personas que escribieron estas cartas probablemente se presentarán después de la transmisión en directo.
El Rey del Cielo deposita ahora estas cartas en Su Sagrado Corazón, en Su Preciosa Sangre. El Niño Jesús aprieta Su cetro contra Su corazón. Este cetro se convierte en el aspergillum de Su Preciosa Sangre. Él nos bendice:
"En el nombre del Padre y del Hijo -que soy Yo- y del Espíritu Santo. Amén».
Somos rociados con la Preciosa Sangre. Durante esto, el Niño Jesús habla:
"Esto vale también para las almas que oran lejos. Soportadlo todo con paciencia. Yo también he llevado Mi cruz. Aunque vuestra cruz sea pesada, no se puede comparar con la carga de Mi cruz, porque Yo llevé los pecados del mundo entero. Alégrate también en este tiempo, porque Yo estoy contigo. Yo cuido de Mis ovejas. No es poder lo que quiero. ¡Quiero que améis al Padre Eterno! No quiero poder, quiero que llevéis amor en vuestros corazones. No quiero poder, ¡la misericordia será vuestra corona! Bondad y misericordia dad a los necesitados».
Debemos rezar: «Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno. Conduce a todas las almas al cielo. Especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia».
Habla el Rey del Cielo:
"Reza por las pobres almas. Cuán a menudo son olvidadas. Yo les muestro misericordia. Mi Preciosa Sangre, la derramaré en el Purgatorio.
No tengáis miedo. Yo estoy con vosotros».
Él nos bendice: "En el nombre del Padre y del Hijo -que soy Yo- y del Espíritu Santo. Amén».
El Señor se despide: «¡Adiós!»
M.: «¡Adiós, Señor!».
El Niño de Jesús sigue en la Hostia Santa. Pido misericordia y gracia para los presentes, orantes y enfermos.
Mientras sigo rezando, veo ahora imágenes de la vida de Jesús en la Santa Hostia. Veo la Santa Última Cena del Señor. El Señor se sienta a la mesa frente a la Cabeza y eleva un cuenco de ágata al Padre Eterno. Este cuenco ya lo había visto en Valencia hace años. Un poco más tarde le veo ante el pilar de la flagelación. Luego veo al Señor en la cruz del Gólgota. Es como si yo mismo estuviera allí ahora. Veo tres cruces. El Señor cuelga de la cruz del medio. Hay personas de pie bajo la cruz. Un joven está muy sereno. Pero las dos mujeres están muy afligidas. Es como si les hubieran arrancado el corazón. Siempre pensé que las cruces estaban en fila. Pero veo la cruz del Señor de pie delante. Las otras cruces un poco a distancia detrás de ella. Para el Señor, la gente que le condenó debió de elegir la cruz más grande.
Origen: ➥ www.maria-die-makellose.de
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