Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
lunes, 3 de octubre de 2005
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con ustedes!
Queridos hijos, soy su Madre celestial, y deseo esta noche invitarlos al amor y a la paz. ¡Qué feliz soy de que estén aquí esta noche! Los amo mucho y deseo ayudarlos en sus dificultades.
Quiero que escuchen mis llamados y los lleven a sus hermanos y hermanas. El mundo necesita muchas oraciones. El diablo está destruyendo muchas almas con el pecado, así que oren, hijitos. Cuando oran él es impotente.
Les digo a las madres y padres aquí presentes: cuiden a sus hijos. Enséñenles lo que es correcto, pero nunca hagan su voluntad, porque entonces estarán colaborando con el enemigo para destruir virtudes y todo lo bueno en ellos. Enseñen lo que es correcto. Esto es lo que quiero. Muchos padres y madres están haciendo la voluntad de sus propios hijos al ser inducidos por ellos, aceptando así las cosas equivocadas. Esto es muy serio. Es responsabilidad de padres y madres darles a sus hijos lo necesario, pero no cosas que les hagan daño. Padres y madres deben orar mucho al Espíritu Santo para que los ilumine sobre cómo deben actuar, hablar y educar a sus propios hijos.
El diablo está destruyendo muchos hijos de varias parejas porque estos padres solo les dan cosas materiales, animándolos al culto del placer y el materialismo. Oren, oren, oren y hagan muchas penitencias, padres y madres, para salvar a sus hijos de todo mal.
El mundo está ennegrecido por el pecado. El diablo está invirtiendo muy fuertemente, pero si oran el mal será destruido. Vengo del cielo con todos los Arcángeles y Ángeles del Cielo para luchar una gran batalla contra los demonios del infierno.
Aquí en Manaus, el diablo quiere realizar su reino de oscuridad, para poder contraatacar a Itapiranga, el lugar elegido por mí, para derramar gracias sobre todo el mundo. Pero les digo: no lo logrará. Solo Dios triunfará. Quiero a través de sus oraciones banir a Satanás y a todos los demonios para siempre de su estado. Ayúdenme: oren y conviértanse. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!
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