jueves, 1 de marzo de 2018

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis amados hijos, paz!

Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros que viváis la conversión en vuestras vidas. Este es el tiempo en que debéis vivir una vida unida a Dios, porque los tiempos difíciles traerán dolor y sufrimiento al mundo.

Llevad mis mensajes a vuestros corazones. Hace mucho tiempo que os hablo, pero a menudo mis mensajes no son recibidos con amor, como desea mi Hijo Jesús.

Os hablo, hijos míos, por el bien de vuestras almas. Escuchad las llamadas de mi Corazón. Demasiados errores alejan a mis hijos del camino seguro que les conduce al cielo.

Las palabras del Señor nunca cambian, Sus enseñanzas y mandamientos son siempre los mismos. Muchas verdades y dogmas están siendo atacados y considerados sin importancia, porque muchos quieren agradar más a los hombres que a Dios.

Rezad mucho, porque lo que os dije en mis apariciones en el pasado lo viviréis cada día más intensamente. El fuerte brazo del Señor está a punto de caer sobre la pobre humanidad. Dejad la vida del pecado y abrazaos a la vida de la gracia en Dios.

Hijos míos, no cometáis pecados graves, huid del pecado, no sea que caigáis en las llamas del infierno. El infierno existe y Satanás hace todo lo posible para alejar a muchas almas de Dios, negándoles su amor divino.

Luchad contra el demonio rezando el Rosario y poniéndoos siempre en manos de mi Hijo

Jesús. Rezad, rezad, rezad, hijos míos. Nuestro Señor me envía al mundo porque quiere que todos vosotros reparéis vuestros pecados para que podáis vivir una vida de santidad, de paz y de amor con todos vuestros hermanos.

Si no aprendéis a amar, nunca perteneceréis a mi Hijo Jesús. Si no aprendéis a perdonar, nunca mereceréis el perdón divino. Si no os vaciáis completamente, liberándoos del pecado, no podréis merecer las bendiciones y gracias del cielo.

Os amo y con el amor de mi Madre os doy. Os amo y con mi amor Inmaculado deseo envolveros, guiaros y ayudaros a ser de Dios.

Gracias por haber venido. Gracias por todo lo que hacéis por mi Hijo Jesús y por mí. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.