Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

 

lunes, 22 de abril de 2019

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

 

Ayer, como no me sentía bien de salud y estaba decaído y descansando, sentí la presencia de la Virgen cerca de mí, pero respetó mi descanso. Hoy, por la mañana, como me sentía mejor y con más fuerzas, Ella vino y me transmitió su mensaje para toda la humanidad:

¡Paz a tu corazón!

Hijo mío, déjame hablar a tu corazón, déjame hablar de mi amor maternal, de este amor que te doy sin reservas y que quiero que todos mis hijos conozcan y lo reciban en profundidad en sus vidas.

Mi Hijo Jesús está vivo y resucitado, en él la muerte no encontró la victoria, sino que fue vencida por su Amor Divino, que se entregó hasta el final, en manos del Padre, por la salvación y redención de todos los que siguieran sus pasos, entrando en su escuela de amor.

Cuántas son las almas ciegas que no ven nada. Están muertas a la gracia divina, porque sus corazones no creen en el amor de mi Divino Hijo.

El Corazón de mi Hijo se desgarra de dolor, a causa de los que no quieren aceptar los frutos y méritos obtenidos por su pasión, muerte y resurrección.

Cuántos son esos hijos ingratos, que eligieron voluntariamente la muerte en lugar de la vida. Cuántos son los que han elegido seguir el camino de las tinieblas antes que las huellas de mi Hijo.

La Iglesia está viviendo sus tiempos más oscuros, caminando entre tormentas, confusión e incertidumbre. ¡Cuántos pecados, cuántos escándalos, cuánta falta de fe!

Rezad por la Iglesia de mi Divino Hijo, para que en estos tiempos reciba un soplo de gracia y de luz del Espíritu Santo, a fin de que reviva y se ilumine, y pueda así disipar todas las tinieblas que la amenazan y la rodean.

Reza por los numerosos sacerdotes que ya no comprenden el misterio profundo y sagrado de su sacerdocio y se han dejado corromper por la mentira, el mundo y el pecado.

Me uno a la oración de cada hijo mío que recurre a mi intercesión maternal y presento cada súplica ante el Trono de Dios nuestro Señor.

Sólo unida al amor de mi Hijo podrá la humanidad vencer la muerte y el pecado y elevarse a la vida de la gracia divina.

Esta es mi súplica suplicante, en este Tiempo Pascual: rezad, rezad, rezad, y Dios, a través de vuestras oraciones, hechas con amor, con el corazón y con fe, os concederá la victoria sobre todo mal, y vuestros corazones y almas brillarán en santidad y gracia, por la luz resplandeciente de mi Hijo Jesús resucitado. ¡Os bendigo!

Orígenes:

➥ SantuarioDeItapiranga.com.br

➥ Itapiranga0205.blogspot.com

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