miércoles, 1 de noviembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora

Queridos hijos, hoy, Fiesta de Todos los Santos, Yo, Madre y Reina de los Santos, saludo a cada uno y les deseo la Paz del Señor Jesús.

Yo, queridos hijos, estoy Glorificada en el Paraíso en Cuerpo y Alma, perfumada con Belleza y Santidad, llena de Gloria, LUZ, Poder y Majestad que, Misericordiosamente, mi Señor ha colocado en mi Inmaculado Corazón.

Queridos hijos, esta Gloria que se me ha dado fue a costa de los Sufrimientos que enfrenté y acogí con AMOR, estando en la tierra.

Les invito, por lo tanto, a meditar sobre sus Sufrimientos, pues son el puente, hijos Míos, el camino a la santidad! Ser santo es tener sufrimientos, tan difíciles y amargos como sea posible, y sin embargo nunca desanimarse.

Digan a sus hermanos y hermanas, especialmente a los más caídos, a los más débiles y a los más llenos de dificultades, este Mi Mensaje es tan consolador: ¡Nunca desanimarse!

Ser Santo es saber sufrir con AMOR!

Así, hijos Míos, dirigiré sus corazones al Cielo, y entenderán por qué les digo que esta vida no es nada comparada con lo que les espera en el Cielo. Así que oren, sufran orando, para que un día puedan alcanzar la Gloria del Cielo!

Cuando acepten sus sufrimientos con AMOR, sabrán que se están acercando al Cielo. ¡Les ayudo con Mi Gracia!

Les bendigo a todos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Permanezcan en la Paz del Señor".