Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
jueves, 26 de mayo de 2016
Mensaje del Sagrado Corazón de Jesús

(Marcos): Sí Señor mío y Dios mío, te amo con todo mi corazón. Dame la Llama de Amor de tu Madre para que pueda amarte como ella te amó tanto como pueda, imitarla en su amor por ti. Y dame tu Llama para que pueda amar a tu Madre con tu propio amor, para darle alegría, amor, satisfacción y contento como tú lo hiciste.
Sí, sí. Me siento arder por dentro Jesús, arder de amor por ti y por tu Madre. Me siento derretirme, arder por dentro ¡oh Dios mío, fuego de Amor! Tu Amor ardiendo, quemando, consumiendo aún más hace que el alma quiera consumirse a sí misma.
Oh, Dios mío, aumenta esta Llama en mí hasta la plenitud para que pueda amarte y amar a tu Madre con amor sin interrupción, como te aman los Ángeles y los Santos en el Paraíso.
Quiero amarte Jesús no para sentir el placer que da esta Llama, sino que quiero amarte para darte la satisfacción, la alegría y el amor de verte con tu Madre perfectamente amado por Mí, sin interrupción, sin descanso, como una vela que arde y nunca se apaga y siempre irradia el calor del amor y la luz del amor a su alrededor.
Dame tu Llama, para que pueda arder más y más hasta convertirme en un fuego de amor puro por Ti.
Sí, querida Madre, bendice contigo esta imagen de tu madre Santa Ana que quiero enviar a una persona a la que quiero mucho y que sufre mucho, trabaja y se sacrifica por ti».
(Sagrado Corazón de Jesús): «Mis queridos hijos, hoy en la Fiesta de mi Cuerpo y de mi Sangre y en la Fiesta de la Aparición de mi Madre en Caravaggio a nuestra Beata Giannetta Vacchi, vengo de nuevo a deciros: ¡Grande es mi Amor por vosotros! Grande es mi amor que me hizo descender de las estrellas, encarnarme en el seno Inmaculado y purísimo de mi Santísima Madre y hacerme hombre para sufrir por vuestra salvación.
Grande es mi amor por ti, que me ha hecho vivir junto a Ella toda una vida de humillación, de obediencia, de sumisión, de pobreza. Para daros ejemplo de humildad, de amor al sufrimiento, de amor al ocultamiento, para que comprendáis cuál es el camino que conduce al Cielo: es el camino de la humildad, de la humillación misma, es el camino, del ocultamiento, el camino del amor que os conducirá cada vez más alto, al Cielo, a los brazos de Mi Padre, a Mis brazos también.
Grande es mi amor por vosotros que me hizo querer permanecer con vosotros hasta el fin del mundo en el pan y el vino consagrados para ser el alimento de vuestras almas, para ser vuestra fuerza y vuestra compañera en el camino hacia el Cielo.
Pero, ¿qué hacen los hombres ante este amor? Pisan Mi Amor, pisan Mi Corazón, pisan todas las pruebas de amor que les he dado a lo largo de mi vida. Pisan especialmente mi Sacramento de Amor, que no es más que Yo mismo y también la renovación de mi Sacrificio de Amor en la Cruz, cuando consumido por el dolor di mi vida por la salvación de toda la humanidad.
Pisan Mi Amor, pisan Mi Corazón despreciándome, sacrificándome.
Celebran Misas impías llenas de sacrilegios, faltas de respeto, irreverencia y desorden y mucho, mucho más. Y mucho más que esto, lo peor aún no es esto, lo peor es que muchos sacerdotes ya no creen en Mí, ni en Mi Madre, ni siquiera creen en el Cielo y en el Infierno. Ni siquiera creen en la existencia del alma, y muchos de ellos han descuidado, despreciado la oración y el sacrificio, y han emprendido el camino de los placeres y honores de este mundo convirtiéndose en los mantos de impureza de los que hablaba Mi Madre en La Salette.
Tienen las manos sucias y, porque no creen en Mí, ya no creen en los dogmas que tienen que enseñar al pueblo que sus Misas no tienen valor ante Mí. Yo no los acepto y porque no los acepto no desciendo a esos altares profanados por tantos sacrilegios y también por manos sucias de pecado y de la traición de Judas.
Por ello, la luz de la verdadera fe ha desaparecido en el mundo, la luz del amor ha desaparecido hijos míos, la luz de la verdad ha desaparecido y el mundo se ha sumido en las tinieblas de la mentira, del pecado y de la búsqueda de todos los pecados capitales. Éstos ahora dominan, reinan y la humanidad agoniza languideciendo a las puertas de la muerte espiritual, porque los pecados capitales dominan en las familias, en las órdenes religiosas, en el mundo, en la Iglesia, oscureciéndolo y comprendiéndolo todo con el humo de Satanás.
Por eso, hoy vengo a pedirte Ama Mi Amor entregando tu corazón a Mi Amor. Ama Mi Amor correspondiendo cada día más a Mi Amor y dejándote moldear, moldear verdaderamente cada vez más por Mi Amor.
Busco almas de verdadero amor, busco almas de verdadera caridad, almas que realmente quieran amarme, amar a Mi Madre con todas sus fuerzas y corresponder a Nuestro Amor con todas sus miras. Por eso he venido aquí a Jacareí, para llamaros a este Amor, para quemaros con esta Llama de Amor que os hará verdaderamente como Mis Ángeles del Cielo que arden y se consumen en llamas de amor por Mí y por Mi Madre incesantemente.
Este amor que quiero, que deseo poner y encontrar en vuestros corazones sólo puede brotar, nacer en vosotros si antes sale el amor desordenado por vosotros mismos y por el mundo. Por tanto, renunciad y sacad de vuestros corazones todo el amor desordenado hacia vosotros mismos y hacia el mundo, para que verdaderamente mi Llama de Amor pueda entrar en vosotros y realizar en vosotros sus grandes maravillas.
Ved, hijos Míos, que ahora persigo a los pecadores y os persigo con Mis Gracias, porque es tiempo de Misericordia. Pero pronto os perseguiré con Mis Castigos, así que convertíos ahora antes de que sea demasiado tarde, porque la hora de Mi Misericordia está a punto de terminar y la hora de Mi Justicia está a punto de comenzar.
Amad a Mi Madre en Su Aparición en Caravaggio, porque Ella bajó a Caravaggio para deciros: 'Hijos míos, os amo, amad al Señor y dejad de ofenderle tan cruelmente con vuestros pecados. No pequéis más, ayunad, haced penitencia, cambiad de vida y vivid una vida de verdadero amor por Mí y por mi Hijo Jesús.
Sí, vive este Mensaje de Mi Madre y te salvarás. Caravaggio como Jacarei, son las grandes pruebas de nuestro gran amor por vosotros.
Felices los que creen en estas pruebas de amor y les corresponden. Dichosos y malditos los que desprecian estas pruebas de amor y no les corresponden, porque el fuego inextinguible que les devorará arde por ellos desde el principio del mundo.
A todos bendigo con Amor a mi Madre de Caravaggio, Montichiari y Jacareí».
(Gianetta Vacchi): «Queridos hermanos míos, hoy me alegro de venir por primera vez aquí a Jacari con el Señor, con Mi Santísima Reina María, con Mi Hermano Geraldo para deciros a todos vosotros: Os amo, os amo con todo Mi corazón y rezo por vosotros noche y día sin cesar allá en la gloria eterna ante el Señor y Su Madre por vuestro bien, por vuestra salvación y por vuestra felicidad eterna.
Hoy vengo a pediros Amad a la Madre de Dios con todo vuestro corazón, amad a la Madre que os amó primero, antes de que la conocierais, antes de que la amarais Ella os amó a vosotros. Cuando aún erais enemigos de Ella y de Nuestro Señor por el pecado, Ellos os amaron y dieron su vida por vosotros sufriendo todo con amor por vuestra salvación.
Amad, pues, en la forma de una Madre que os amó primero. Ama a este Corazón Inmaculado que más te ama. Ama a la Madre de Dios con toda tu vista, con toda la fuerza de tu corazón despreciándote a ti, despreciando tu voluntad, despreciando las cosas mundanas, despreciando la voluntad de las criaturas, despreciando sus seducciones y tentaciones. Para que améis verdaderamente a la Madre de Dios con todo vuestro corazón, como yo la he amado, entregando vuestra vida a su completo servicio. Para que a través de vosotros, como fue a través de Mí, la Palabra de Ella sea conocida en todo el mundo, sus hijos conozcan todos su amor y se dirijan con confianza al Corazón que más os ama, que es el Suyo.
Sí, amad a la Madre de Dios, Ella que vino aquí a renovar, a resucitar el Mensaje que Ella me dio en Caravaggio a través de nuestro amado Marcos. Sí, porque aquí se proclama el Mensaje de Caravaggio con toda su fuerza, con toda su integridad, toda su verdad, toda su belleza y toda su luz. Y cualquiera que quiera ver la luz, ver la verdad, Aquí puede ver esta verdad, puede ver esta luz y puede realmente llenarse, inundarse de esta luz mística.
Sí, Aquí a través de la Palabra y de la persona de Nuestro queridísimo Marcos, el Mensaje de Caravaggio se anuncia verdaderamente al mundo sin miedo. Y las almas ven la gran bondad, el gran amor y misericordia, el afecto de la Madre de Dios, su cuidado por todos sus hijos, especialmente por los que más sufren como yo. Los corazones se abren, quedan encantados, se enamoran de Ella y sienten en sus corazones la necesidad de amarla, de reparar, de enmendarse, de consolarla, de servirla y de obedecerla.
Entonces Su Corazón triunfa en las almas, triunfa en el mundo y Satanás pierde un poco más de su poder. Por tanto, debéis ayudar a nuestro amado Marcos a hacer todos los Mensajes de la Madre de Dios, no sólo los que Ella os da aquí o los que me dio a mí en Caravaggio, sino todos, para que la humanidad conozca cuán grande es Su Amor por Sus hijos, cuánto ha hecho y luchado por la salvación de todos. Para que los corazones sientan la necesidad de amarla, consolarla, descontentarla, obedecerla, darle afecto y amor. Para que así triunfe Su Corazón Inmaculado y forme pronto a los grandes Santos de los últimos tiempos que Ella vino a formar y a buscar Aquí. Para que entonces, el Señor, cuando vuelva en Su Gloria, encuentre aquí un pueblo santo para Su amor y alabanza.
Ama a la Madre de Dios, ama al Corazón que más te ama, entregándote totalmente a Ella sin reservas, dando tu «sí» sin límites y buscando verdaderamente corresponder cada vez, cada día más a Su Gracia, queriéndola. Para que desde aquí estalle la Llama de Su Amor y se extienda poderosamente por toda la tierra.
Vivid la Virtud de la Obediencia a Ella como yo la he vivido, obedecedla en todo, sobre todo, obedeced a Nuestro Amadísimo Marcos, que aquí a veces la hace cercana a vosotros. Para que verdaderamente se cumpla en tu vida la voluntad de Dios y de Ella. Y sobre todo, cuando tengáis que elegir entre la voluntad de Ella y la voluntad de Nuestro Amantísimo Marcos que la representa junto a vosotros, despreciad y renunciad a hacer la voluntad de la Madre de Dios.
Para que tengáis verdaderamente la conciencia tranquila de que todo el tiempo habéis hecho sólo la voluntad de Dios y nunca la vuestra. En esto consiste toda la santidad, la obediencia perfecta, que repara la desobediencia de nuestros primeros Padres Adán y Eva, la desobediencia de Lucifer, la desobediencia de los ángeles malignos que cayeron y la desobediencia de todos los réprobos que existieron y existirán hasta el fin del mundo.
En tu obediencia se reparará la desobediencia de todos los rebeldes y finalmente Dios recibirá de ti el retorno perfecto, la satisfacción de todas Sus Obras.
Te amo mucho, amo a mi amado Marcos que me ama con tierno amor, desde hace 20 años cuando conoció Mi vida. A él que durante todos estos años ha tratado siempre de imitar Mi obediencia a la Madre de Dios, Mi servicio siempre dispuesto, Mi «sí» y que, como Yo en los momentos de sufrimiento, ha resistido firmemente en el amor y la fe en Dios y en Nuestra Reina.
A quien me ama tanto que ahora me alaba y me bendice, le bendigo de verdad con grandes gracias que hoy el Señor y la Madre de Dios me han permitido darle. Sí, la Madre de Dios y yo vivimos cerca de aquel que nos bendice, que nos alaba, que nos ama. Y quien quiera sentirnos vendrá a él y nos sentirá, experimentará nuestro amor.
Dejaos amar por Nosotros a través de Él y sentiréis cuán grande es Nuestro Amor por vosotros.
Os bendigo a todos vosotros también que amáis a Caravaggio, que amáis el Mensaje que Nuestra Reina Me dio allí y que lo difundís junto con nuestro amado Marcos siendo sus ecos allí donde él no puede llegar.
Sí, a todos vosotros bendigo ahora con gran amor a Caravaggio, Montichiari y Jacareí.
Continuad rezando el Rosario de la Madre de Dios todos los días, os amamos y cada día os amo más y rezo más por vosotros en el Cielo».
(Marcos): «¡Gracias, gracias Gianetta, grazie! ¡Grazie por haber venido hoy aquí! Durante tantos años quise verte, conocerte, quería abrazarte hoy, quería decirte hoy cuánto te quiero, cuánto te admiro, cuánto te deseo. Y cuánto deseo también seguirte en el camino del verdadero amor a la Madre de Dios.
Quería decirte de verdad lo importante que eres para mí, lo preciosa y querida que me eres. ¡Ardo en fiebre de amor, muero de amor!
Me gustaría que Gianetta ahora mismo muriera y fuera contigo para siempre al Cielo, para amar juntas a nuestra Madre y en una santa competición vivir allí compitiendo continuamente la una con la otra, para ver quién es la que le da más amor, más cariño y más satisfacción, alegría por toda la eternidad.
Vivo de amor Gianetta y muero de amor y quiero morir de amor».
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