jueves, 11 de octubre de 2018

Que la gente se convierta, haga penitencia y rece mi Rosario todos los días.

(María Santísima): Queridos hijos, en esta Noche Santa que precede al Día de mi Fiesta, os invito a todos:

Sed Mis nuevos pescadores, que como los pescadores que Me encontraron en el Puerto de Itaguaçu, Me llevéis a vuestras casas como ellos hicieron; rezad Conmigo Mi Rosario todos los días y llevad a los demás Mi Amor de Madre, la Luz de Mi Gracia llamando a todos a la Oración del Rosario.

Los pescadores hicieron esto hace 300 años, hoy vosotros debéis ser Mis nuevos pescadores, llevándome a vuestros hogares, rezando el Rosario Conmigo, y llamando a todos los que podáis a rezar también Mi Rosario, que es el arma correcta de victoria contra todo mal y el camino correcto que conduce al Cielo, que conduce a Dios.

¡Sed Mis nuevos pescadores llevando a todos Mis hijos la Luz de Mi Amor!

Sólo así el mundo se liberará del yugo de Satanás y del pecado y volverá al Señor que es el único que puede darles, puede dar verdaderamente al mundo la Salvación y la Paz.

¡Continuad rezando Mi Rosario todos los días!

Sí Marcos, Yo acogí todos los Rosarios Meditados, todas las Horas de Oración que hicisteis para Mí, todas las Películas de Mis Apariciones y de los Santos, todos los Trece y Siete, todos los Rosarios de Lágrimas y otros Rosarios que hicisteis para Mí. Los Cenáculos, las persecuciones, las humillaciones sufridas por Mí, las injusticias, las incomprensiones incluso de los que te rodean. Los dolores físicos y psíquicos, el abandono, en fin: todo ello.

¡Os daré la victoria sobre el comunismo!

Pero ¡que rece el pueblo! Porque si el pecado sigue extendiéndose, si la gente sigue pecando, Dios permitirá que vuelva el mal.

Que el pueblo se convierta, haga Penitencia y rece mi Rosario todos los días.

Sobre todo, haced muchos Cercos de Jericó, es la única manera de no permitir que vuelva el mal.

A todos, os bendigo con Amor, y especialmente a ti Mi hijito amado Carlos Tadeo.

Mi Corazón ya exulta de alegría por tu llegada y las espinas ya han comenzado a salir de Mi Corazón.

Sí, sí hijito mío, verdaderamente mil espinas han salido ya hoy de mi Corazón, en cuanto has llegado aquí.

Sigue rezando, sigue cantando, sigue consolándome y sacando las espinas que Mis hijos ingratos me clavan cada día. No sólo con pecados, sino también con su olvido, su desprecio y poniendo otras cosas por encima de Mí en sus corazones.

A todos, bendigo ahora el Amor, de Aparecida, de Fátima y de Jacarei».