Mensajes para John Leary en Rochester NY, EEUU

 

sábado, 25 de junio de 2016

Sábado, 25 De Junio De 2016

 

Sábado, 25 de junio de 2016:

Jesús dijo: «Pueblo mío, quiero saludaros a todos en este hermoso día de vuestra conferencia que celebra el Vigésimo Aniversario de los mensajes y apariciones de Mi Bendita Madre. Todos vosotros estáis sacando tiempo para Mí y para Mi Santísima Madre de vuestras apretadas agendas. Tened vuestras almas abiertas para recibir los mensajes espirituales que oiréis de vuestros oradores. Yo agraciaré vuestra conferencia con Mi bendición, para que toméis lo que aprendáis y lo compartáis con vuestros amigos cuando volváis a casa. Habéis visto aquí muchas conferencias hermosas y muchos oradores dotados para iluminar vuestras almas. Podéis agradecérmelo a Mí y a vuestra anfitriona, Julieta, por todo su trabajo para establecer este refugio y las conferencias por amor a Mí y a Mi Santísima Madre.»

Jesús dijo: «Pueblo mío, me asombró mucho la petición del centurión para que Yo curara a su criado enfermo. Le dije que vendría y le curaría. El centurión dio una respuesta que todos vosotros respondéis antes de recibir la Sagrada Comunión: 'Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero sólo di la palabra y quedaré curado'. Luego demostró aún más su fe en Mi curación cuando habló de cómo ordena a su criado que haga algo y él lo hace. Sabe que puedo curar a su siervo incluso a distancia. Le dije a la gente que no podía encontrar a nadie con más fe en todo Israel. La lección es que, para curar a alguien, esa persona necesita tener fe en que yo podía curarla. En este caso fue la fe del centurión que intercedió por su siervo. Más tarde, el centurión se enteró de que el siervo se recuperó en el mismo momento en que le di la bendición sanadora. Esta visión de la tienda blanca representa el cuerpo que alberga tu alma. Cuando Me recibes en la Sagrada Comunión, eres como un tabernáculo que alberga Mi Presencia Real. Alabadme y dadme gloria por todas las curaciones que realizo a través de Mis siervos sanadores. Cuando veas una curación, dame toda la alabanza a Mí, y dame las gracias por devolver la salud a alguien. No te atribuyas ningún mérito orgulloso, sino dame siempre a Mí alabanzas y gracias».

Origen: ➥ www.johnleary.com

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