jueves, 4 de enero de 2007

Por la tarde.

Jesús habla durante el retiro en Wigratzbad del 2 al 5 de enero de 2007.

Jesús dice: Todos los hombres se inclinarán ante mí en la tierra, en el cielo y bajo la tierra. Sí, mis amados, así será en poco tiempo. Tengan un poco más de paciencia. Es mi tiempo, mis hijos. Una tierra asombrosa surgirá y todos se alegrarán en la armonía entre los hombres, porque la paz estará entre los hombres. Mis amados, una gran promesa les espera. Pero ahora mismo están experimentando una gran persecución de cristianos. Me quedo con ustedes y también mi madre nunca los abandonará. Ella sufre con ustedes y por ustedes. Qué doloroso es para mi madre verlos sufrir así.

Vengan a mi pesebre. Allí recibirán una rica bendición de gracia. Me hice hombre por ustedes y, sin embargo, también era Dios. No solo como hombre sentí hambre y frío, sino como Dios, en mucha mayor medida. He sufrido todo para abrazarlos con todo cariño. Me gustaría repetir esto cada año en mi nacimiento. Miren mi amor infinito. Este amor nunca termina. Mi corazón tiembla cuando los miro con mi corazón ardiendo de amor. Mi corazón siempre anhela por ustedes. Siempre quiero darles regalos. Transmitan mi amor, ustedes que lo han recibido. Cuando los atraigo hacia mí, experimentan la dicha que no y no pueden experimentar en la tierra.

Mis hijos, denme su sufrimiento y sus enfermedades. Solo yo soy quien cura. No crean en cosas que pretenden curarlos. Se confundirán y el maligno puede entrar en ustedes y esta carga continuará propagándose. En algún momento, estas personas alcanzan los límites de la posibilidad. Entonces están listos para recordar el significado de su vida. Aprovecho esta oportunidad, porque quiero conducir a todas las personas de vuelta a mí. Arrepientanse, sacrifiquen y oren, especialmente en su tiempo de contusión. La liberación será maravillosa, incluso increíble. La gratitud los llenará.