viernes, 6 de agosto de 2021

Fiesta de la Transfiguración del Señor Jesús

He Venido Aquí Para Crear Mi Ejército De Almas De Llamas Incesantes De Amor

(Marcos): «¡Alabados sean por siempre Jesús, María y José!

Mensaje de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz

«Queridos hijos, ¡sé que estáis cansados! Me quedaré sólo unos minutos.

Mi querido hijo Marcos, ¡descansa! Os necesito mucho mañana, os necesito a todos mañana. Te necesito, mi querido hijo Carlos Tadeu. ¡Descansa!

Yo te quiero. ¡Yo te elegí, yo te llamé! Eres precioso para mí. Hoy, en la Fiesta de la Transfiguración de mi Hijo Jesús, te invito también a transfigurarte en Él y por Él, para gloria del Padre.

Transfigúrate viviendo la vida de santidad.

¡Transfiguraos renunciando a todo lo mundano y viviendo en el amor y la gracia de Dios!

¡Transfiguraos renunciando cada día a vuestra propia voluntad y cumpliendo la voluntad de mi Hijo y la mía!

¡Transfiguraos viviendo una vida de amor total a Dios!

Sí, si buscáis y amáis a Dios con todas las fuerzas de vuestro corazón, os transfiguraréis y os convertiréis en reflejos, en copias vivas del Corazón de mi Hijo Jesús.

¡Lo que Él quiere es sólo Amor! El verdadero Amor por Él proviene de un corazón puro y completamente vaciado de sí mismo, un corazón pobre en deseos terrenales.

Sólo en este corazón puede entrar, existir y crecer el verdadero Amor por mi Hijo Jesús. Él sólo busca el Amor, ¡Él sólo quiere el Amor! Si vives en perfecto Amor por Él, entonces Él vendrá a vivir en ti, y te transfigurarás en la misma semejanza de mi Hijo Jesús.

Sed, pues, semejantes a Él en el Amor, para que también seáis semejantes a Él en la belleza y en la gloria.

El mundo sólo puede salvarse a través de la belleza del Amor de mi Hijo Jesús. Por eso, tened en vuestro corazón esta belleza del Amor, amando a mi Hijo Jesús con todas las fuerzas de vuestro corazón.

Para amar a mi Hijo Jesús, basta con tener en vuestro corazón el verdadero deseo de agradarle, de servirle, y no tener otro Amor que el Suyo, que Él en vuestros corazones.

Decid, pues, en todo momento

"¡Mi Jesús, Mi Único Amor, Te Amo!

¡Dame Tu Santa Gracia Y Esto Me Basta»!

Si repetís este acto de Amor, la llama del verdadero Amor a Jesús crecerá en vuestros corazones.

He venido aquí para crear mi ejército de «Almas de Llamas de Amor incesantes» , que siguiendo el ejemplo de mi hijito Marcos, mi llama de amor, mi rayo de luz, vivirán sólo de amor a Jesús, vivirán sólo de amor a mí, y así incendiarán el mundo entero con esta verdadera llama de amor.

Sí, y aquí habrá en el futuro tantas, tantas almas con incesantes llamas de amor. Así pues, hijo mío Marcos, no te desanimes nunca. ¡Sigue adelante! Tu ejemplo hará que un día todo este lugar y este país, e incluso el mundo, se conviertan en un gran horno incesante de amor.

Sí, harás surgir de la tierra una gran llama de amor por mi Hijo Jesús. Sí, cuántos santos vivirán en este amor ardiente y ascenderán al Cielo en este amor ardiente, en esta llama de amor. Sí, ¡cuántas, cuántas almas!

Y cuando esta llama de amor puro toque el Cielo, entonces mi Hijo vendrá e instaurará Su reino de amor sobre toda la tierra, haciendo llover una gran lluvia de fuego de Su Espíritu Santo. Entonces toda la tierra se transformará en el Reino del Amor.

Sí, adelante, hijo mío Marcos, sigue enseñando a las almas a ser llamas incesantes de amor. Entre ellas, además de las almas pequeñas, habrá muchos hombres, muchas llamas incesantes de amor entre ellas.

Así pues, ¡sigue adelante! ¡Seguid quemando las almas de esta llama de amor, y entonces se producirá finalmente el milagro del Segundo Pentecostés y la faz de la tierra será renovada por estas almas que tanto consolarán al Corazón de mi Hijo Jesús y a mi Corazón!

¡Seguid rezando mi Rosario todos los días!

Mañana vendré con mi Hijo Jesús y también con el Ángel Mariel para darte el mensaje a ti, mi querido hijo Carlos Tadeu.

Gracias por venir y sacar las espinas de mi Corazón.

Gracias también, mi querido hijo Deibson, por venir a consolar mi Corazón Inmaculado. ¡Estoy muy feliz por tu presencia aquí!

Y a ti, hijo mío Carlos Tadeu, te bendigo hoy generosamente. Gracias por venir a dar alegría no sólo a mi Corazón, sino también al corazón de mi rayo de luz, del hijo que te he dado. Aprovecha estos días para crecer en la intimidad, en el amor, en la unión mística que deseo cada vez mayor entre vosotros. Para que entonces, nada... nada pueda desuniros, y así se cumpla mi plan de amor.

Tú también estás destinada a ser una llama de amor incesante del alma. Y cuanto más te unas a mi rayo de luz, a mi llama incesante de amor, más esa llama serás. Y entonces irradiarás esta llama a todos y transformarás a todos en una llama de amor incesante del alma.

Bendigo a todos con amor ahora: desde Lourdes, desde Paray-Le-Monial y desde Jacareí».

(Marcos): «¡Hasta pronto, Madre!»

Vídeo de la Aparición