viernes, 13 de febrero de 2015

¡De ti depende mitigar estos acontecimientos!

- Mensaje nº 843 -

Hija mía. Mi querida hija. Aquí estás. Por favor, di hoy lo siguiente a los hijos de la tierra: Debéis levantaros y confesar a Jesús, pues sin Él vuestro mundo perecerá.

La «incredulidad» en vuestro mundo es grande, ¡y todos aquellos que no confiesen a Mi Hijo pronto conocerán los castigos del Padre!

Hijos míos. ¡Levantaos y confesad! ¡Decid Sí a Jesús y no perezcáis en la incredulidad, la confusión y la euforia! Debéis fortaleceros en Jesús, ¡porque sólo con Jesús podréis dominar lo que se os viene encima!

Convertíos, hijos Míos, ¡y no esperéis más! El Anticristo está preparado para «su aparición», pero antes se darán la mano muchos «acontecimientos».

¡Hijos, rezad, para que no se convierta en algo demasiado malo para vosotros! Y encontrad a Mi Hijo, para que vuestra alma, para que no estéis perdidos, capturados y esclavizados por el demonio, ¡que no os soltará!

Así que escuchad Mi palabra y confesad, hijos Míos. Jesús es vuestro camino, vuestro único camino, y sólo con Él seréis dignos.

Los acontecimientos no tardarán en producirse y lo predicho se cumplirá. De vosotros depende mitigar estos acontecimientos, pero esto sólo es posible si habéis confesado a Jesús, rezáis y vivís como dignos hijos del Señor.

¡No le des al diablo poder sobre ti sin hacer nada! ¡Da tu Sí a Jesús y mantén «a raya» las malas acciones de la bestia a través de sus secuaces! ¡Vuestra oración tiene el poder de hacerlo, así que usadla, hijos Míos!

Los que no confiesen experimentarán los castigos del Padre. Pero a los hijos fieles Jesús los salvará. No perecerán y «se les dará el Reino de los Cielos».

Así que, ¡levántate, date la vuelta y corre hacia Jesús! Defiéndele y no dejes que el diablo te hunda a ti y a tantos hijos/almas en la perdición.

Os amo, hijos Míos, y rezo por vosotros, pero vuestra conversión debe ser por vuestra propia voluntad , es decir, ¡debéis realizarla!

Con amor.

Vuestra Madre del Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios y Madre de la salvación. Amén.