sábado, 17 de diciembre de 2016

Mensaje de Santa Lucía

(Santa Lucía): «Queridos hermanos míos, yo, Lucía, sierva del Señor y de la Madre de Dios, me alegro de venir hoy de nuevo a deciros: Sed luces, luces brillantes de amor en este mundo lleno de pecado.

Sed luces, haciendo que la santidad y el amor de Dios brillen cada vez más en vuestras vidas, para que todo el que os mire vea la verdad y crea, crea en el Señor.

Sed luces de amor viviendo y obedeciendo cada día con fidelidad los Mensajes de la Madre de Dios.

Y procurad expandir cada vez más vuestros corazones a Su llama de amor, mediante oraciones fervorosas, mediante súplicas, mediante la lectura espiritual. Y, sobre todo, por el ejercicio de tu entrega, de tu dedicación a Ella, incluso cuando a menudo tropieces con tus debilidades corporales, que a veces limitan tu acción y tu entrega a Ella.

Pide entonces en la oración la fuerza de la llama del amor y ésta brotará de tu corazón y te ayudará a entregarte cada vez más por la Madre de Dios. Tratad siempre de hacer más, más por Ella y más por la salvación de las almas.

Sed luces de amor, cultivando en vuestros corazones un verdadero amor filial por Dios y por la Madre de Dios, expulsando de vuestro corazón todo interés. Expulsad también de vuestro corazón todo apego a las cosas mundanas, para que verdaderamente en vuestro corazón triunfe y haga maravillas la llama de amor de la Madre de Dios.

Relee todos los Mensajes que el Cielo ya te ha dado aquí, no te quedes amontonando Mensajes sin leerlos con el corazón, para intentar crecer en el verdadero amor.

Los Mensajes sólo te hacen crecer si son verdaderamente releídos por ti cada día y si son asimilados por ti cada día. Entonces sí, crecerás en la santidad y en el amor perfecto que agrada a Dios.

Te he dicho aquí, que el amor es Dios muchas veces, Él es Amor y lo que ha venido a buscar aquí en ti y de ti es el verdadero amor. Da este amor y Dios te dará todo Su amor con Sus Gracias y Su Salvación y tu vida se llenará verdaderamente de este Amor.

No tengas miedo de este Amor, no tengas miedo de dar todo este amor a Dios, a este amor de María. Porque en este Amor lo tendréis todo y dejándolo todo lo ganaréis todo en el Amor.

A todos bendigo con amor ahora desde Siracusa, Catania y Jacari».

(San Gerardo): «Queridos hermanos míos, yo, Gerardo, vengo hoy de nuevo del Cielo para deciros: Vivid en el Amor, viviendo una vida verdadera en Dios y en la Madre de Dios, para que seáis amor como ellos.

Vive en el Amor, renunciando a las cosas mundanas, viviendo cada vez más en la amistad y en la gracia de Dios. Renuncia a toda vanidad, o esta vanidad matará en tu alma la modestia, la humildad. La belleza que debes buscar es la belleza espiritual del alma. Porque de nada le sirve al hombre ser bello por fuera y feo por dentro.

Y Dios quiere almas bellas y hermosas como Él y Su Madre para enseñar al mundo a través de esta belleza espiritual lo que es la verdadera belleza.

Vive en el Amor, viviendo cada vez más, rezando el Santo Rosario con amor, huyendo de las cosas mundanas, buscando cada vez más las cosas celestiales, el contacto, la convivencia con las cosas del Cielo que tanta paz y luz dan al corazón.

Imitadme en Mi amor a la oración, siempre después de mi trabajo me refugiaba en alguna Iglesia o capilla por la noche para ir allí a solas a hablar con Dios y con Mi divina esposa, la Virgen María.

Tú también busca el recogimiento, busca la oración y allí sentirás cosas deliciosas que en el trato con las criaturas y en las fiestas nunca alcanzarías la paz, una felicidad tan grande.

Encontrarás el verdadero sentido de tu vida, sabrás quién eres, verás tu alma tal como es, odiarás tus pecados, verás lo que necesitas cambiar en ti, comprenderás la finalidad de tu venida a este mundo y de tu existencia, y entonces tu vida tendrá sentido.

Rezando el Santo Rosario cada día en esta dulce intimidad con la Madre de Dios, tu vida tendrá sentido, verás el camino de santidad a seguir, encontrarás la fuerza para seguirle.

Y comprenderás verdaderamente lo que dijeron el Señor y Su Madre: Que es perdiéndolo todo y negándote a ti mismo como lo ganarás todo y que quien ama al padre, a la madre, al hijo, al mundo más que al Señor no es digno del Señor, no es digno de Su Amor.

Yo viví esto, lo comprendí y preferí este Amor al amor de mi madre, de mis hermanas, de mis parientes y del mundo. Y porque fui capaz de negarme a Mí mismo lo que todos buscaban con tanto afán, lo gané todo, gané la vida eterna.

Es perdiendo esta vida mundana como se gana la vida eterna. Aprende de mí esta lección y vive verdaderamente en la santidad y el amor.

Di a todos que vivan en el amor que es Dios, y ¿cómo se vive en Dios? Muriendo a ti mismo para vivir sólo para Él y en Él. Viviendo en la oración, huyendo de las cosas mundanas, cultivando en tu corazón un gran amor por todo lo que es santo y todo lo que es de Dios, y sobre todo viviendo en el Amor.

No puedes vivir siempre sin defectos, pero siempre puedes vivir en el Amor, viviendo en Dios, buscando a Dios, buscando a Su Madre vivirás en el Amor y el Amor vivirá en ti.

Haz de tu vida lo que es el lema de nuestro amado Marcos y que en cierto modo fue también el lema de mi vida:

¡O vives para María o mueres!

Felices y bienaventurados seréis todos aquellos que os imitéis en este gran amor por Nuestra Santísima Reina y que también viváis proclamando siempre con hechos, palabras y actitudes: Que es mejor vivir para María o bien, morir.

Vivid así, vivid para Ella y viviréis para Dios. Vivid para Ella, que es la Madre del Amor, y viviréis para el Amor, que es el fruto bendito de su vientre, ¡nuestro Señor Jesús!

A todos os pido que recéis cada semana mi Rosario y el Rosario de mi amadísima Luzia, pues a través de ellos os daremos muchas y grandes gracias a todos vosotros.

A todos bendigo con amor desde Muro Lucano, Materdomini y Jacareí».

(Marcos): «Hasta pronto mamá».